El último día de la edición 47 del Festival Internacional Cervantino (27 de octubre), su directora, Mariana Aymerich, presentó —aunque un poco distorsionadas— las cifras de afluencia; pero en un hecho sin precedentes, no se dio a conocer el eje temático, y mucho menos al país y estado invitados para el FIC 48. Nos recuerdan que hace casi dos meses, Aymerich dijo: “Es un trabajo que lleva su tiempito y las negociaciones también”. Sin embargo, a días de terminar el año, seguimos sin conocer esos detallitos, por lo que nos preguntamos qué será de la siguiente edición —del 14 de octubre al 1 de noviembre—. Ojalá que a la mera no salgan con que no habrá eje temático, país ni estado invitados a uno de los encuentros artísticos más importantes del país.

Homenajes a Toledo: ni respetan su voluntad ni impulsan su legado

La Medalla Francisco Toledo no fue el primer homenaje propuesto para el artista oaxaqueño tras su muerte el 5 de septiembre. Tanto la Comisión de Cultura de los diputados como el Congreso de la Unión y el gobierno de Oaxaca se empeñaron en contradecir lo que el artista y su familia habían expresado: no a los homenajes. Y ayer los herederos zanjaron el asunto con una carta en la que agradecen, pero solicitan al Congreso retirar el nombre del activista de la medalla propuesta por ese órgano legislativo federal. En la carta, firmada por Natalia, Laureana, Jerónimo, Sara, Benjamín López y Trine Ellitsgaard —hijos y viuda de Toledo— manifiestan que el artista no era partidario de distinciones. Aunque la familia lo había expresado antes, ni el Congreso ni en su momento el gobierno del estado respetaron su voluntad. La Comisión de Cultura y el Congreso continuaron adelante con su idea, la avalaron y publicaron en el Diario Oficial de la Federación. El argumento: reconocer la trayectoria de Toledo “un oaxaqueño universal”. Olvidan los legisladores que ese lugar lo alcanzó el artista con su obra y acciones, y que nunca buscó los homenajes. La familia —que pide que ningún premio, calle o inmueble lleve su nombre— recuerda en su misiva que “el mejor homenaje que podemos hacerle al maestro Toledo es continuar apoyando sus causas y visitando los espacios que creó”. Estaría bien que los políticos, en lugar de colgar medallas, impulsaran acciones concretas para que los espacios que creó el maestro sigan activos.

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