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“De las familias ensambladas nadie habla, pero me empecé a dar cuenta de que están en todas partes, todo mundo está en modelos alternativos de familia, es lo más común y había que hablar de esto porque los nuevos habitantes requieren sentirse incluidos en el modelo que les toque crecer”, dice Claudio Valdés Kuri, quien dirige la obra Baja la voz o cómo ensamblar una familia actual, que este fin de semana cierra temporada en el Teatro Rafael Solana.

“En México se habla de la familia como el sostén, pero no necesariamente es la familia tradicional. Este es un momento muy interesante de oportunidad. Ya nadie tiene que sufrir el escarnio social por ser separado o madre soltera”, afirma.

Escrita por Valdés Kuri y Mónica Hoth, es una comedia que transcurre en un departamento de la ciudad, en el momento actual, y que plantea cómo las familias se alejan cada vez más de la clasificación convencional y religiosa, y se abren a nuevas estructuras, pero también plantea la necesidad de derribar mitos como la idea del control de la pareja, el chantaje con los hijos, la expectativa que fijamos en una pareja, la promesa de fidelidad.

La pieza, que podrá verse hasta este domingo 25 de noviembre, cuenta con un elenco formado por Daniela Schmidt, Alejandro Ávila, Bastian Calva y Paola Miguel, y las voces de Odín Dupeyrón y Mónica Huarte.

La obra se desarrolla en el departamento de Leticia quien vive con Micaela, su hija de 10 años, pero una noche regresa a la vida de Leticia su ex amante, Omar, quien se queda a vivir con ellas y, con el tiempo, también llega Alexis, el hijo adolescente de Omar.

La vida de los cuatro replantea todas las relaciones entre ellos, y los obliga a conocer formas de pensar nuevas al tiempo que descubren nuevos sentimientos.

Valdés Kuri, director y fundador de Teatro de Ciertos Habitantes, explica que la obra tiene la intención de entregar un producto muy decodificable pero que no pierda profundidad ni utilidad al espectador. “A diferencia de otros proyectos, que pueden ser, digamos un capricho artístico —eliges tema por un gusto personal—, este buscó mucho la temática que fuera poco hablada y útil para el espectador”.

El montaje en sus diálogos apela a lo original del ser humano: se plantea cómo en los clanes antiguos existían otras formas de relación que ahora, en el mundo actual resurgen. Así, Baja la voz regresa al origen, a explorar una forma de cariño más allá de la idea de la sangre. La dramaturgia no se va a un caso extremo, sino a historias muy comunes para que el público se sienta identificado.

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