Al hablar de la libertad por la que han luchado las mujeres y de la búsqueda de la identidad que ha guiado sus luchas, la escritora Rosa Beltrán se fue topando con las barreras, con las imposiciones, con las preguntas que ponen el dedo en la llaga: ¿por qué despiertan tanta violencia los cuerpos de las mujeres? y ¿qué clase de verdad encierra un cuerpo femenino ? La exploración la llevó a las últimas seis décadas de vida en México y a repasar al menos las tres últimas olas de los feminismos hasta llegar a la .

“Las grandes feministas se han hecho esa pregunta. ¿Qué tiene ese cuerpo femenino que es el que recibe todos los embates?”, señala Rosa Beltrán en entrevista, y agrega que un enigma extraño del cuerpo de la mujer ocurre con la mujer que envejece: deja de ser vista. “Si tu quieres volverte invisible yo te voy a decir el mejor truco de magia que existe: envejece, pero quizás tiene que ocurrir eso para que empecemos a ser escuchadas , para que dejemos de ser vistas como todo esto y empecemos a ser escuchadas”.

Desde esa perspectiva nació su nueva novela “Radicales libres” (Alfaguara, 2021) en la que cuenta la historia de tres mujeres de tres distintas generaciones que a través de sus pequeñas historias dejan constancia de lo qué ha pasado en México con las luchas feministas , habitando un país en el que hay 11 asesinatos diarios de mujeres .

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“La generación del MeToo , de la tercera ola a la que se refieren las mujeres, es una generación que ha entendido que no tiene que llegar ese momento para ser escuchadas, que ni una más, que basta ya, cero concesiones, que se terminaron las estrategias de sobrevivencia donde se formaliza el machismo y se le acepta”, asegura la narradora, y dice que esta novela también habla de esa empatía porque lo que ellas están visibilizando y verbalizando , porque ahora es una lucha que nos compete a todas las mujeres, las de todas las generaciones.

“Nos han enseñado que lo que le pasa a una nos pasa a todas y que, o llegamos todas vivas o no llega ninguna, y que hay que cambiar el lenguaje y que hay que dejar de decir ‘ crimen pasional ’ y llamarle violencia de género y que esto tiene que estar legislado”, dice la también autora de otras novelas como “La corte de los ilusos”, “Alta infidelidad” y “Efectos secundarios”.

“Radicales libres” es una novela que abarca seis décadas de vida en este país, contada desde tres mujeres, “porque la historia no es algo que ocurre allá en el vacío y luego aparece en los libros de texto, la historia está encarnada siempre en la vida de individuos con nombre y apellidos. Desde la primera vez que yo escribí una novela, ‘La corte de los ilusos’, sin saber por qué me interesó hablar de la vida pública y la vida privada como si fueran una sola porque son una sola para cada una de nosotros”.

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La narradora, ensayista y editora, que es además miembro de la Academia Mexicana de la Lengua , afirma que para las mujeres lo que ocurre en lo histórico está encarnado en nuestros cuerpos, “el hecho de que haya 11 asesinatos diarios de mujeres en este país por el hecho de ser mujeres está hablando del cuerpo, claramente”, afirma Beltrán, a quien le interesaba hacer una novela de crecimiento al mismo tiempo, porque es un género que le gusta aunque en general casi siempre ha sido escrito por hombres.

“Me gusta el aprendizaje erótico del que hablan muchísimas novelas, en particular desde el Boom, pero que no había estado escrito desde las mujeres. Nosotros dejamos la infancia conscientes de nuestros cuerpos de niñas, quería que el crecimiento fuera no sólo cronológico sino a nivel de su conciencia, y del lenguaje“, asegura la narradora cuya obra ha sido traducida a varios idiomas y se ha publicado en distintos países.

Dice que su protagonista, una adolescente que un día ve a su madre irse con su amante y le dice adiós trepada en una motocicleta, va descubriendo que hay un profundo machismo que está también escrito entre líneas en el lenguaje. Desde esos tiempos cuando es adolescente y escucha que los mayores luchan por la igualdad política en 1968, pero en sus relaciones de pareja o en su familia son muy machistas .

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“En esa época ella aprende que todos somos villanos y víctimas en la misma historia porque sus tíos y primos están luchando por cambiar el país pero en el ámbito doméstico son superagresivos con las chavas, con sus primas, con las mujeres tienen una relación muy desigual; igual esto sigue ocurriendo en las utopías socialistas cuando el grupo de mujeres va a alfabetizar y resulta que los hombres más radicales, casi comunistas que forman cuadros, pues en el ámbito de la vida doméstica y de relaciones de pareja son los más machistas, así hasta llegar a las jóvenes del MeToo”, señala Beltrán.

A ella le interesaba hablar de los feminismos, esos movimientos que empezaron en el siglo XIX con las sufragistas, pero a quería contarlo a partir de los años 60, concretamente 1968 porque fue la primera vez que las mujeres que nos antecedieron tomaron la primera decisión sobre sus cuerpos , más radical, que es la de no dedicarse exclusivamente a la procreación, a la maternidad, el de utilizar sus cuerpos de manera más libre.

“Y además también es la primera vez que se negaron a una maternidad convencional. Es que heredamos un mandato patriarcal acerca de lo que era la maternidad, que aparece en las películas de los años 40 del cine de oro y que muchas mujeres se tragaron esa historia y quisieron imitarla con nefastos resultados, porque madre abnegada es simplemente una construcción cultural inexistente. Y aquí en mi novela la madre que aparece al principio es una rebelde que decide ejercer su libertad también”, afirma la escritora que junto con Mónica Lavín hacen el programa de televisión “Contraseñas”.

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Rosa Beltrán también quería construir una novela de reconciliación con la familia, y a través de los feminismos, una reconciliación con los padres, una novela de sororidad. “Las familias disfuncionales son todas y toda familia disfuncional encierra un secreto que al principio hay que guardar para sobrevivir, como una forma o una estrategia para no ser discriminado, para pertenecer, que es el gran anhelo de los humanos, pero que a la medida que ese secreto se revela y se habla, también hay un ejercicio de libertad ”.

“Radicales libres” es también una novela que va contra la narrativa patriarcal del trauma que nos obligan a pesarnos desde los padres, “por eso en la novela hay una madre que se va y le enseña a la protagonista la libertad, la rebeldía, el derecho a decidir sobre su cuerpo, la autonomía, la no dependencia, el no ser definida por el hombre, por marido que la mantiene, el hermano que le da trabajo, no, no, aprende a decidir desde ella. Eso me parece algo mucho más valioso que solo el trauma de la falta, de la ausencia y de la carencia”, concluye la escritora.

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