Los artistas, especialmente los teatreros, recibieron con sorpresa la noticia de que este año se apoyaron menos proyectos artísticos a través de Efiartes, el estímulo fiscal para los contribuyentes del impuesto sobre la renta, que tiene el objetivo de apoyar a los Proyectos de Inversión en la producción teatral, de artes visuales, danza y música. La bolsa era de 150 millones y aplicaron 131 proyectos, pero sólo fueron aprobados 77, por un monto de 113 millones 950 mil pesos, es decir, no se asignaron 36 millones, los cuales se regresaron a Hacienda. Así, estos estímulos que nacieron en 2017 van a la baja. Hace dos años se apoyaron 58 proyectos, pero la bolsa era de 95 millones; en 2018 se beneficiaron a 82 proyectos y el monto autorizado fue de 140 millones 764 mil pesos. En 2019, con más dinero hubo menos apoyo. ¿Por qué? En un comunicado, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura informó que no fueron seleccionados porque no cumplieron con alguno de los requisitos establecidos en la convocatoria pero contarán “con la información sobre los dictámenes en las próximas semanas”. Esta razón no ha convencido a los creadores y nos cuentan que están cuestionando fuertemente a las instituciones culturales para que ofrezcan explicaciones de por qué, en tiempos de austeridad, no se buscaron las vías necesarias para ejercer el total del monto.

Amenazan al antropólogo Bolfy Cottom

El antropólogo y especialista en legislación cultural, Bolfy Cottom, nos cuenta que el pasado miércoles 25 de noviembre un hombre que se identificó como “ingeniero Vallarta” le llamó por teléfono para decirle que lo estaba buscando, le dio detalles de su domicilio, de su lugar de trabajo, así como datos personales de su esposa y de su hijo. Le aseguró que le había enviado un presente a casa de sus suegros y le explicó, sin dar detalles, que había un grupo de mujeres que estaban inconformes con él. El doctor consideró que se trataba de una extorsión debido a la gran cantidad de información personal que tenían y colgó la llamada; más tarde constató que le habían enviado a casa de sus suegros una botella vacía con unas iniciales y un número telefónico. Ante estos hechos levantó una denuncia por amenazas y dio aviso a las autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Hasta ahora, nos dice el antropólogo, ha seguido recibiendo llamadas en horarios atípicos y de teléfonos desconocidos. Descarta que estas amenazas se deban a su trabajo en el INAH y reconoce que no parece un caso común de delincuencia organizada, pero está preocupado por el tipo de información personal con que cuentan. La próxima semana, nos dice, irá a ratificar su denuncia.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses