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Daniela Guillén, artista escénica, pretende conectar los sentimientos y las ausencias de los más de 37 mil desaparecidos en el país. A través de la historia de Ana Luisa Guerra, familiar de Guillén que fue parte del grupo guerrillero Liga Comunista 23 de septiembre, el proyecto Me apellido Guerra indaga en la memoria histórica de los movimientos sociales y en diversas historias sobre desaparecidos y los conecta con las afectividades de los visitantes.

Guillén se adapta al espacio del Museo Universitario del Chopo para presentar su obra en dos niveles; en primer lugar, presenta el documento escénico Me apellido Guerra, instalado en uno de los auditorios del museo; la muestra expone notas periodísticas, artículos y otras publicaciones que buscan reconstruir el relato de Ana Luisa Guerra y su participación en la Liga Comunista 23 de septiembre.

“Ana Luisa Guerra fue mi tía y falleció en 2006. Fue una persona muy cercana a mi familia. Para mí era importante indagar en su historia, ya que ella fue detenida y desaparecida en un lapso de algunos meses. Mi familia pudo recuperarla, pero había sido un tema que no se había abordado de tal manera, que en 2015 inicié con una investigación. Decidí investigar su vida y recopilar información para entender qué es lo que sucedió en aquellos movimientos estudiantiles de los años 60. A partir de su historia pretendemos conectar con otros relatos; nos dimos cuenta que más de la mitad de los artistas que participan en este proyecto tiene algún familiar desaparecido y a partir de eso trabajamos”, afirmó Guillén.

En segundo lugar presenta la instalación interactiva Los miles/tributo a la transitoriedad humana, la cual consiste en conformar 37 mil grullas de papel, haciendo alusión a los desaparecidos en el país hasta la fecha. La instalación es colectiva y pretende crecer a lo largo de los días de exposición hasta alcanzar la cifra actual de desaparecidos.

Guillén comentó que la instalación es colectiva y pretende crecer con la ayuda de los visitantes a la muestra. “Nuestra idea es conectar con las personas que vengan a la exposición; si despertamos algo en ellos, podrán hacer su propia grulla de papel y colocarla en el espacio donde deseen. La idea es alcanzar el mismo número de grullas que de desaparecidos, como una forma de ofrecer un regalo y un recuerdo a todas esas personas que ahora están ausentes”, afirmó.

En paralelo al documento escénico y a la instalación, se llevarán a cabo dos conversatorios los días 11 y 17 de noviembre con temáticas sociales vigentes, como el feminicidio, la resistencia urbana y la desaparición forzada de personas.

Para cerrar este proyecto en el Museo Universitario del Chopo, el 18 de noviembre se realizará un perfomance colectivo titulado Esto todavía (no) es una fiesta, encabezado por los 13 artistas que colaboran en la exposición. Guillén comentó que la muestra será llevada a otros recintos y también busca adaptarse en otros espacios y crecer.

“El trabajo de Me apellido Guerra tiene tres ejes principales; nuestra idea es hablar de memoria, movimientos sociales y la construcción del ser político. Está divido en tres partes, de las cuales estamos mostrando dos actualmente. Uno es esta traducción de investigación y recopilación de información en formato de documento escénico; el eje dos intenta crear vínculos con otros artistas para generar proyectos interdisciplinarios. El eje final será un largometraje que muestre estos procesos y esperamos que esté listo en 2021”, dijo Guillén.

El proyecto Me apellido Guerra utiliza el arte escénico, la instalación artística, documentos y entrevistas periodísticas y el performance para generar espacios de discusión y de experiencias estéticas que den pie a una reflexión en torno a los temas de las ausencias y los movimientos sociales, además de abrir un diálogo sobre un país y una sociedad plagados de impunidad y desapariciones forzadas.

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