Decenas de adaptaciones al cine y la televisión, inspiración de obras musicales, óperas, obras de teatro y cuanta expresión artística exista. El personaje de "Frankenstein" es, sin lugar a dudas, uno de los más reconocibles en el mundo entero .

La historia de Víctor, un joven estudiante de medicina y su monstruo, vio por primera vez la luz en 1818 cuando se publicó "Frankenstein o el moderno prometeo" bajo autoría anónima. Si bien había sido Mary Shelly la creadora de aquel oscuro y cautivador universo, en aquella época todos atribuyeron la obra a su marido, Percy B. Shelley.

Es de conocimiento popular que el marido colaboró en la obra como corrector, muchos piensan hasta el día de hoy que el mérito de la emblemática ficción es compartido entre ambos.

Sin embargo, el profesor Charles E. Robinson, tras estudiar detenidamente los manuscritos de "Frankenstein" que se encuentran en la Bodleian Library de Oxford, concluyó que en definitiva "fue Mary Shelley quien concibió y escribió la obra".

En el estudio Robinson revisó las diferencias entre el escrito original y el que finalmente se publicó. Su veredicto es tajante y asegura que las aportaciones de Percy B. Shelley "fueron de orden menor", y en su mayoría corresponden a "cambiar un demostrativo por un sustantivo, formación de subordinadas o reorganización de formulaciones demasiado simples".

Las correcciones además revelarían una cierta ostentación de superioridad intelectual por parte del marido de Mary Shelly. Cuando ella escribe que "Victor debería ir a la universidad", él sugiere que "debería convertirse en estudiante universitario". En otro caso, Mary asegura que los delirios de Victor eran "extraordinariamente interesantes", pero para Percy eran "casi tan asombrosos e impresionantes como la verdad". Cuando Mary dice que Victor "estaba harto de no hacer nada"; Percy sugiere que "estaba hastiado de tanta ociosidad".

De este modo el investigador concluye que la sencillez de la autora se convierte en pedantería cuando pasa por la pluma de su esposo. También hay mutilaciones en la obra. Se menciona por ejemplo, que en un momento clave de la narración, cuando Victor comienza a estudiar, Mary asegura: "Los acontecimientos que influyen decisivamente en nuestros destinos a menudo se deben a hechos leves o triviales".

Esta sentencia sencillamente no aparece en la novela de 1818. Otro aspecto a tener en cuenta es el cambio radical en la estructura del ejemplar. La autora originalmente la había concebido como una novela en dos volúmenes: el primero con las cartas introductorias más quince capítulos, y el segundo con dieciocho capítulos.

Esta estructura se modificó completamente, y se convirtió a "Frankenstein" en una novela de tres volúmenes, de longitudes similares entre sí. Al estudiar este cambio, se observa que Mary era consciente de la utilidad de dicha estructura, mientras que la reformulación parece ser producto de motivos únicamente comerciales, y deja quiebras narrativas.

Un fragmento particularmente llamativo se encuentra en el Capítulo 3 de la Segunda Parte (según la edición de 1818), cuando el monstruo se encuentra escondido en una granja y narra la vida cotidiana de la familia De Lacey. Cuando se menciona a la joven Agatha, Mary escribe que la muchacha "también estuvo trabajando: a veces en la casa y a veces en el corral, donde daba de comer a las gallinas". En la edición de 1818 y todas las posteriores, las gallinas desaparecen del texto: "también estuvo trabajando: a veces en la casa y a veces en el corral".

Es muy probable que el marido ilustrado y el editor hayan considerado que este detalle campestre y pintoresco resultaba vulgar, como para estar contenido en la publicación oficial. Mary Shelley no pudo rebelarse ante las modificaciones y restructuraciones que su marido y editor realizaron al texto, pues entonces estaba confinada obligatoriamente por los últimos meses de su embarazo.

Sin embargo, en 1831 reescribió y republicó todo el texto, incorporando un prólogo en el que reconocía que a menudo le preguntaban "cómo es posible que yo, entonces una jovencita, pudiera concebir y desarrollar una idea tan horrorosa"; gesto condescendiente que hasta hoy se refleja en la idea popular de que el éxito de la obra se debe en buena parte a su esposo, Percy B. Shelley.

akc

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