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El crítico literario Christopher Domínguez Michael, considerado uno de los más sobresalientes escritores de México, ingresó la noche de este viernes a El Colegio Nacional y ofreció su lección inaugural titulada “¿Qué es un crítico literario?”, en el que habló de la naturaleza del oficio, de los denuestos a los que deben enfrentarse los críticos, del gozo de la escritura y la lectura, así como de sus influencias y de los autores que propiciaron su interés en la literatura y en la crítica, como José Luis Martínez, José Emilio Pacheco, Teodoro González de León, Enrique Krauze y Octavio Paz.

“Soy un crítico politizado y feminista”, expresó el investigador asociado de El Colegio de México (desde 2010) y columnista del periódico EL UNIVERSAL desde 2015.

Durante su discurso, Domínguez Michael, quien ha sido profesor visitante en la Universidad de Chicago (2013-2014) y titular de la Cátedra Alfonso Reyes en el Institut des Hautes Etudes de l’Amérique latine de la Universidad Sorbona Nueva en París, indicó que un crítico literario es un tipo de escritor sometido a casi todas las exigencias artísticas e intelectuales sufridas por los poetas y los novelistas a los cuales se agrega una particularidad importante: “el crítico ejerce el juicio sobre las obras del resto de los escritores, utilizando su mismo lenguaje; a diferencia de los críticos de pintura o de danza o de cine, se sirve de un instrumento idéntico, las palabras, la literatura al material de su crítica”, explicó.

En la ceremonia, que dio inicio con las palabras de bienvenida del presidente de la institución, el astrónomo Manuel Peimbert Sierra, quien destacó que Domínguez Michael ha impartido conferencias en institutos y universidades de Brasil, Estados Unidos, Noruega, Dinamarca, Francia, Colombia, Japón y China, por mencionar algunos, el escritor sostuvo que el crítico modula su vanidad de distinta manera a la de los escritores. “La vanidad del crítico se alimenta de la autoridad que sus lectores le conceden”, explicó.

El autor reconocido con distinciones como el Premio Xavier Villaurrutia (2005), por Vida de Fray Servando, y el Premio del Círculo de Críticos de Arte de Santiago de Chile (2010), indicó que quienes creen, anticuados, que el genio posee los dos sexos del espíritu son acusados de “misoginia y aun de cosas peores”.

“En una literatura que se convertiría en la mexicana fundada por una mujer, Sor Juana Inés de la Cruz, un crítico literario como yo no podía si no ser un recurrente comentarista de nuestras escritoras. Desde la gran narradora y dramaturga Elena Garro, pese a su odioso y documentado comportamiento durante el movimiento estudiantil de 1968, hasta las más jóvenes de nuestras autoras, son pocas las escritoras de importancia que se han librado de mis juicios, acertados o no. Fui un educado por feministas y sólo en eso soy orgulloso hijo de mi siglo. Mi feminismo es el clásico, basado en la igualdad y no en la diferencia. Hay quien me considera un crítico literario en exceso politizado. Es cierto”, dijo.

Domínguez Michael aseguró que la crítica literaria ejerce la libertad intelectual en la plaza pública y que, a diferencia de otros oficios, el crítico literario exige una permanente explicación de qué es y con frecuencia se les pregunta si además de criticar, escriben, pues se duda de que sean escritores, pese a que la mayoría de ellos se expresan a través del ensayo. Asimismo lamentó que haya muy pocos críticos en México.

“Los críticos literarios leemos mucho, escribimos mucho, nos equivocamos mucho. Conocemos bien el remordimiento. Apenas publicaron nuestra nota, tan sólo enviada por correo electrónico al editor, basta que se nos acerque familiar un mejor lector avispado y agudo para hacernos dudar. Ya es tarde. Siempre es tarde”, dijo el autor de Octavio Paz en su siglo y Retrato, personaje y fantasma .

Finalmente, sostuvo que no se arrepiente de haber dedicado su vida a la crítica literaria. “Un crítico literario pese a su reputación malévola, tanto la autocultivada como la propalada en el público, suele ser esencialmente un entusiasta. Si alguien fuera condenado a leer mis textos encontraría, a caso con sorpresa, que la gran mayoría festeja a autores y textos”.

Por su parte, el historiador Enrique Krauze respondió su discurso y dijo que la crítica no es un dogmatismo airado e indolente, sino todo lo contrario, es un ejercicio de coherencia, un laberinto de la soledad. Y sostuvo que la crítica literaria es una vocación solitaria, sometida a sospechas de mezquindad, enfrentada a la pedantería académica.

“La crítica de Domínguez Michael es un ejercicio de coherencia intelectual, estética y moral, es una labor incierta, valiente y solitaria. Estrictamente un laberinto de la soledad. La crítica literaria es una vocación solitaria, desplegada contra viento y marea, descalificada por poetas y narradores; sometida a sospechas de mezquindad y envidia, enfrentada desde hace décadas a la pedantería académica y suplantada ahora por las redes sociales, esa hidra de banalidad, fugacidad, intolerancia y mentira que se ha apoderado de nuestras mentes y nuestro tiempo. En ese espacio mínimo, gozoso de la conversación con los muertos a través de sus libros, habita de noche más que de día como una lechuza literaria, Christopher Domínguez Michael”, dijo.

Krauze además hizo un repaso por algunos de los libros más emblemáticos del crítico como Tiros en el concierto, Antología de la narrativa mexicana del siglo XX, Diccionario crítico de la literatura mexicana, entre otros. El historiador sostuvo que en algunos textos de Domínguez Michael hay una “diabólica lucidez” y recordó que se ha ocupado de los autores con rigor y entrega.

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