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Los incendios en el Museo Nacional de Brasil (2 de septiembre de 2018) y en la Catedral de Notre Dame (15 de abril de 2019) alertaron acerca de la situación de recintos históricos de otros países y llevaron a que algunos aumentaran sus medidas de seguridad. En México surgió la duda acerca de cómo está la seguridad en la Catedral Metropolitana de la ciudad.

El templo, considerado como el más importante del país, tiene cinco altares y 16 capillas, además de dos órganos monumentales y pinturas. Entre otros problemas, se enfrenta al hundimiento del suelo. Las medidas de seguridad y mantenimiento son un tema que causa conflicto entre la iglesia Católica y la secretaría de Cultura, pese a lo estipulado en la Ley General de Bienes Nacionales.

Si bien, fuentes de la Catedral aseguran que esos temas le conciernen a la secretaría de Cultura, Sitios y Monumentos de la secretaría argumenta que el conjunto catedralicio de la Ciudad de México está bajo resguardo de la iglesia Católica; pero además, desconoce cuál fue la última solicitud para mantenimiento del templo.

La catedral, localizada en el Centro Histórico —catalogado como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, en 1987—, comenzó a construirse en 1572 pero fue hasta 1813 cuando se concluyó.

En un recorrido, EL UNIVERSAL constató que la Catedral opera con cables que no están entubados o en canaletas, y con numerosos extintores sin la debida señalización, aspectos que van en contra de las normativas establecidas por Protección Civil.

Alejandro León, especialista en medidas de Protección Civil, comentó que lo primero con lo que debe contar la Catedral es con “el visto bueno de seguridad estructural”, que es emitido por un Director Responsable de Obras (DRO), y que otro elemento fundamental es la electricidad.

“El cableado debe ser actual, que esté entubado o cuando menos en canaletas. Las veladoras deben ser de resistente ignífugo (que protege del fuego). Tal vez podría aplicarse un tratamiento a las piezas de madera, que es un retardante que se aplica como si fuera un aerosol”, dijo León.

Durante el recorrido se advirtió que en diferentes puntos del recinto hay cables que cuelgan de varios muros, algunos cruzan de una columna a otra, mientras que otros están amarrados con cintillos o enrollados y sujetos a las pantallas desde donde se transmiten mensajes litúrgicos.

Otro caso que observó es el de cables en desuso, localizados a nivel de piso, a la entrada principal de la Catedral, rodeados con cinta de aislar, algo que también incumple la norma pues “cuando se cancela un registro, aislas y sellas”, es decir a través de un proceso determinado.

Los extintores, explicó Alejandro León, deben contar con un letrero de 20x20 marcado por la Norma de Señalética en Emergencia, que es una norma 03 de secretaría de Gobernación (Segob). Por ello, “al no cumplir con esas características, están incumpliendo una Norma Oficial Mexicana. La señalética aplica para todos los edificios. Hay dos tipos de normas, la Normatividad Oficial Mexicana, que es obligatoria, y la NMX que son normas carácter de mejora continua”. En la Catedral hay casos de extintores sin señales, y al menos hay uno con señal incompleta, característica que también va en contra de lo establecido por la Norma 03 de la Segob.

También se ven veladoras encendidas; al ser fuente de calor por flama directa, esto representa un riesgo. “Ya hay veladoras de material ignífugo, es decir, que sí entran en combustión pero que no hay desprendimiento de flama y esto minimiza que se vaya a propagar el fuego. Habría que revisar los materiales de las veladoras para minimizar el riesgo”, explicó León.

Ante las faltas, el especialista indicó que no hay sanciones, pues en Protección Civil el primer paso consiste en dejar recomendaciones y en cierto tiempo se deberán corregir, “dependiendo de cuál sea la falta”, pero si hubiera una remisión, podría llegarse a una sanción económica.

En la bóveda central de la Catedral Metropolitana fue colocada una malla con el fin de detener los desprendimientos de pintura de la edificación. El especialista advirtió que esta malla también debe tener ciertas características: “Incluso si llegara a haber cualquier tipo de combustiones, estaríamos frente a un material que no sabemos qué características tiene. Habría que verificarlo”.

Mantenimiento a discusión. EL UNIVERSAL solicitó una entrevista con las autoridades de la Catedral para abordar el tema del mantenimiento y la seguridad en el templo. Sin embargo, el sacerdote José de Jesús Aguilar indicó que esos temas le conciernen a la secretaría de Cultura.

Arturo Balandrano, titular de la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural de la secretaría de Cultura, comentó que el conjunto catedralicio está bajo resguardo de la iglesia Católica, como lo estipula la Ley General de Bienes Nacionales en su artículo 83.

El artículo señala que son las asociaciones religiosas las que deben de llevar a cabo “a su costa las obras de construcción, reparación, restauración, ampliación, remodelación, conservación, mantenimiento y demolición” de los bienes inmuebles dedicados a los fines religiosos bajo su resguardo, obteniendo para ello las licencias correspondientes.

“Obviamente no han leído la ley. Ese tema siempre ha sido una discusión”, declaró Balandrano. Agregó que el artículo 81 de la ley menciona que la secretaría de Cultura deberá “revisar, aprobar y, en su caso, ejecutar los proyectos de obra que le presente la asociación religiosa usuaria de cada inmueble, para su mantenimiento, conservación y óptimo aprovechamiento, así como vigilar y supervisar la ejecución de dichas obras”.

“La ley es muy clara, la asociación religiosa, en este caso la iglesia Católica, tiene que presentarnos el proyecto, pagarlo, pedir la autorización y realizar las obras a su costa”, indicó Balandrano aunque dijo desconocer cuál fue la última solicitud para mantenimiento; sólo mencionó que cuando una persona atacó a un presbítero en 2017, se permitió desde entonces la presencia de 11 elementos en la Catedral. Durante el recorrido, este personal de seguridad estaba presente.

Para su seguridad, la Catedral también cuenta con 51 cámaras distribuidas en los cuatro edificios del conjunto. “A partir de lo que sucedió en Notre Dame vimos que de las 51 cámaras, solamente 45 se encuentran en operación”, dijo el funcionario.

Balandrano indicó que además de las cámaras también revisaron los extintores. “Las 14 capillas en la Catedral y los dos altares: Altar del Perdón y Altar de los Reyes tienen estos elementos. Hay ocho extintores de polvo químico de 4.6kg, 17 de polvo de 6kg, 13 de polvo químico de 9kg, ocho de polvo químico de 70kg, ocho de agua a presión de 10 litros y 9 de Dióxido de Carbono de 6.8kg”.

La presencia de hierbas en la estructura de la catedral, indicó Balandrano, también le corresponden a la asociación religiosa. Sin embargo, “es entendible que en esta ocasión no hayan hecho labores de mantenimiento en la estructura de la iglesia por las afectaciones de los sismos. El INAH trabaja en el proyecto de restauración para poder iniciar labores de reparación de daños”.

El titular de Sitios y Monumentos comentó que la Catedral Metropolitana está asegurada por siniestros naturales, como incendios, ciclones, lluvias, huracanes e inundaciones; pero quedó fuera el riesgo generado por los sismos y eventos catastróficos generados por volcanes, debido a los altos costos de las pólizas de seguro.

“El INAH contaba hasta 2017 con una póliza de seguro. A partir de los sismos de 2017, la póliza de seguro se incrementó y para poder contratar en 2018, se hizo una licitación y los concursantes elevaron el costo de la póliza a más de 2 mil millones de pesos, más del 1000%, por eso el INAH declaró desierta la licitación, porque no tenía el recurso para pagar, por lo que se contrató una póliza de seguro parcial, que cubriera eventos catastróficos antropogénicos, donde se incluyen incendios, y eventos catastróficos hidrometereológicos”, dijo Balandrano.

La historia de una tragedia. La Catedral sufrió un incendio la noche del 17 de enero de 1967 cuando un cortocircuito encendió el Altar del Perdón, en la nave central.

EL UNIVERSAL reportó en su edición del 19 de enero de ese año que el fuego se propagó hasta el coro, la sillería, el fascistol y los dos órganos —uno, el de la Espístola, construido en España en 1693, y el segundo, el del Evangelio, construido en la Nueva España en 1735—; objetos de valor patrimonial y pinturas del siglo XVI, La Santísima Virgen, de Simón Pereyns, y San Esteban, de Baltazar Echave, del que sólo quedó el marco de oro; además de otros 15 cuadros.

La sillería de la Catedral era de cedro del siglo XVI, y 75 de las 99 quedaron en cenizas. Los vitrales de la cúpula también quedaron destruidos debido a las altas temperaturas.

Luego de tres horas, el incendio fue controlado y empezaron las labores de limpieza, entonces se encontraron 51 pinturas de grandes artistas como Miguel Cabrera, José de Ibarra y los hermanos Nicolás y Juan Rodríguez Juárez.

Manuel Castillo Negrete lideró el grupo de 11 expertos que trabajo en los trabajos de restauración; también recuperaron otras pinturas afectadas como La Santa Faz, de Alonso López de Herrera, y El martirio de San Sebastián, de Francisco Zumaya, por eso, para aminorar las probabilidad de siniestros, Alejandro León enfatizó en que la revisión de Protección Civil se debe hacer cuando menos una vez al año.

Recalcó que además de esa revisión de Protección Civil está la de la instalación eléctrica que tendría que contemplar un análisis de riesgo eléctrico para ver qué tipo de voltaje se maneja en la Catedral; además, señaló, es preciso analizar el tiempo de vida del cableado que depende del fabricante. “Pero estamos hablando de aproximadamente 15 a 20 años, después de ese tiempo habría que hacer un cambio”. Los extintores se deben revisar de forma mensual o bimestral para analizar que la presión siga de forma normal.

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