de la dramaturga estadounidense Paula Vogel, ganadora del en 1998 por "Cómo aprendí a conducir", es —en palabras del director Cristian Magaloni—, una carta de amor al teatro, una homenaje, una obra dentro de otra obra y una historia dolorosa sobre la comunidad yidis.

Para el argumento de "Indecente", Vogel se inspiró en la travesía de la compañía de teatro que representó Dios de la venganza, controvertida pieza que Sholem Asch escribió en 1906 y que se montó, entre otros escenarios, en Broadway y en el ghetto de Łódź, Polonia, durante la época del Holocausto.

Magaloni, cuyo trabajo más reciente fue "Mañana", de Reynolds Robledo, cuenta que en "Indecente" se muestra cómo la puesta en escena de Dios de la venganza fue “afectando, a través de las décadas, los diferentes sitios donde se representó. Es una obra evolucionaria que habla sobre la belleza del amor entre dos mujeres, un amor enfrentado a gente que no lo puede digerir, en un pueblo judío a principios del siglo XX”.

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“Es un homenaje al teatro y una historia de amor, no sólo en el sentido romántico. Se trata también del amor al teatro. Algunos fragmentos de Indecente tienen un tono de comedia, pero eso no quita que el argumento —el recorrido de una compañía para representar Dios de la venganza, el recorrido que tuvo la obra— sea doloroso. La compañía acabó en un campo de concentración alemán, donde incluso llegó a representar la obra. Dentro de este dolor, podemos decir que Vogel escribió una carta de amor, por lo que también es una historia esperanzadora”.

Otro de los ejes de "Indecente", abunda el director, es la intolerancia en todos sus niveles, la exploración de aquello que no entra en los parámetros de lo bueno o de lo malo, establecido por ciertos grupos, y que termina siendo el germen de los chivos expiatorios. “Aquello que se le achaca a otros y que, en el fondo, delata lo que la gente no puede digerir o asimilar de sí misma”.

Se van despertando, dice, diversas pasiones, no sólo por el amor entre las dos mujeres, sino por la visión que se le da al protagonista: un judío que quiere expiar sus pecados y redimirse, y que al final acaba rechazando absolutamente todo.

El director y actor también resalta que la cultura yidis es mostrada de una manera realista, “enseñando que hay todo tipo de personas, como en cualquier sociedad, y humanizando al entorno yidis, una cultura judía que nació en Europa y vivió un tanto aislada”.

A partir de 35 escenas, que incluyen proyecciones, canciones y números musicales, "Indecente" es una obra “que se siente como un rompecabezas hecho de pequeños fragmentos”, afirma Magaloni y subraya que, sin un equipo de trabajo tan generoso, el reto de llevar a escena la pieza de Vogel habría sido más difícil.

“Otro reto fue la escenografía, que contiene elementos móviles manipulados por los propios actores. Entonces, ellos no sólo actúan, bailan o cantan, sino que también son tramoyistas porque mueven la escenografía y la operan”, concluye.

En la obra actúan Alberto Lomnitz, Ana Guzmán Quintero, Elizabeth Guindi, Roberto Beck, Majo Pérez, Federico Di Lorenzo y Jorge Lan. La producción es de Ana Kupfer. La temporada empezó el 13 de agosto y termina el 2 de octubre (jueves y viernes, 20:00 horas; sábado, 19:00 horas; domingo, 18:00 horas) en el Teatro Helénico del Centro Cultural Helénico (Revolución 1500, Guadalupe Inn).

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