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La preocupación que llevó a José Woldenberg a reunir en el libro En defensa de la democracia (Cal y Arena) una serie de artículos periodísticos es porque prevalece un discurso que no valora lo que se construyó en México en términos democráticos, “y que no solamente no lo valora, sino que incluso en momentos lo desprecia; es decir, las alusiones descalificadoras de la sociedad civil, de los órganos del Estado autónomos y de otras instituciones no presagian nada bueno; esa es la preocupación del libro, que lo que se construyó con tanto trabajo se vaya a destruir”.

El colaborador de EL UNIVERSAL dice que no se aprecian los avances que ha habido en México en esa materia porque sucedió que “los fenómenos de corrupción, la espiral de violencia y de inseguridad, el escaso crecimiento económico y las ancestrales desigualdades han hecho que muchos de esos cambios que para mí son venturosos, no sean aquilatados en todo lo que valen”.

Dice que si en México no resolvemos los problemas de la pobreza, de la desigualdad, del escaso crecimiento económico, de la violencia y de la corrupción, este país no tiene un futuro promisorio.

Indica que todo lo que se haga en esa dirección debe ser bienvenido, pero sin olvidar que México es un país plural, que requiere diversidad para convivir y competir de manera pacífica y ordenada; eso es lo que ofrece la democracia, no sólo en ir a las urnas. Para el politólogo, “el laberinto que arma la democracia es el que no se aprecia desde la Presidencia o desde el gobierno y me preocupa porque no sólo desde el gobierno sino desde la sociedad no se valora suficientemente lo que es la democracia”.

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