El presidente de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), Raúl Padilla, asegura estar optimista pese a los indicadores que advierten que la cancelación del encuentro librero y su mutación a formato virtual, implicarán una baja en las ventas y en las transacciones de negocios de los profesionales, una merma económica para la ciudad de Guadalajara y zona conurbada de 280 millones de dólares, una reducción de actividades culturales, académicas y científicas, y un déficit de alrededor de 28 millones de pesos.

Además, en entrevista con EL UNIVERSAL, Padilla advierte que la crisis por la pandemia de Covid-19 no es la primera que enfrenta la FIL en 36 años de historia, la primera, dice, ocurrió entre 1994 y 1995 con el famoso "error de diciembre", al término del gobierno salinista y principios de la era zedillista; la segunda, en 2010, con la crisis estadounidense y europea.

"En cualquier escenario íbamos a tener un déficit, pero estamos tratando de mayor soporte a editores y profesionales. Esperamos que haya el mayor número de transacciones posibles y nosotros facilitaremos las plataformas. Sin embargo, mentiría si dijera que no habrá una baja, obviamente habrá, queremos ser honestos. Estimamos que se conservarán, por lo menos, entre el 30 y el 40% de las transacciones ordinarias, sería deshonesto decir que se mantendrán el 100%", cuenta.

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Entre las buenas noticias es que los auspicios estatales y municipales, se mantienen, así como casi el 80% de los ingresos por patrocinadores. Además, si bien la Feria cuesta alrededor de 120 millones de pesos, el formato digital necesitará de una inversión de aproximadamente 48 millones de pesos. Sin embargo, lamenta que este año no contarán con el auspicio del gobierno federal debido a la presente administración cambió los formatos de apoyo y ahora se entregan sólo a través de convocatoria.

En términos de negocios, ¿cuál será el impacto económico?, ¿habrá pérdidas por inscripción de profesionales?

En cualquier escenario íbamos a tener un déficit, pero estamos tratando de dar mayor soporte a editores y profesionales, de manera que en el área profesional no habrá costo alguno para el registro. En las plataformas de la FIL, del 28 de noviembre al 6 de diciembre, habrá diversas actividades para profesionales como eventos, encuentros, conferencias, seminarios con tópicos relacionados a los mecanismos de la industria editorial y de la cadena del libro, el acceso será gratuito. Habrá actividades como las que normalmente se llevan a cabo en el Salón de derechos de autor e, igualmente, el registro de agentes no tendrá ningún costo y los editores que usen estas plataformas tampoco pagarán. Lo que esperamos es que haya el mayor número de transacciones posibles, nosotros facilitaremos las plataformas. Además, habrá un número importante de presentaciones de novedades, serán de manera virtual y también estarán disponibles en el área de negocios.

¿No prevén una baja considerable en el mercado del libro durante la FIL?

Mentiría si dijera que no habrá una baja, obviamente habrá, queremos ser honestos. Sin embargo, queremos que no deje de haber transacciones esenciales, que siga habiendo manejos en la compra de derechos de autor y que sigan las adquisiciones de parte de las bibliotecas. Por ejemplo, año con año los bibliotecarios de Estados Unidos van a la FIL para hacer adquisiciones importantes de libros en español, este año no vendrán, pero esperamos que usen las plataformas en donde estarán las ofertas de los editores y que puedan adquirir lo que crean conveniente. Estimamos que se conservarán, por lo menos, entre el 30 y el 40% de las transacciones ordinarias. Sería deshonesto decir que se mantendrá el 100%.

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¿En la venta de libros del público también prevé un baja?

Sí, pero estamos optimistas, esperamos que haya una gran transacción. En las plataformas de la FIL estarán todos los catálogos de todas las editoriales, creemos que funcionará. Esto ya lo veníamos preparando porque si bien esperábamos que fuera presencial, ya sabíamos que tendríamos que reforzar los sistemas virtuales. Además, tras cada presentación aparecerán los links del autor y de la editorial en donde estarán al alcance más títulos, creemos que así habrá un buen movimiento de transacciones. Nosotros vamos a detonar el interés con muchos eventos y siempre haremos referencia a las editoriales. No hay editorial que no tenga ya su sistema de venta.

Indicó que todos los patrocinios se mantenían, excepto los del gobierno federal. ¿Cómo participarán los patrocinadores?

Al apoyo de alguna entidad gubernamental la llamamos auspicio, cuando es de alguna empresa es un patrocinio, que normalmente requiere una contra prestación. Los auspicios los mantenemos, menos el del gobierno federal; los estatales y de los ayuntamientos conurbados se mantienen. El gobierno federal trasladó los apoyos a las convocatorias de Profest y la última que lanzaron es un simulacro, una caricatura, tan es así que decidimos no participar.

¿Por qué?

Primero, porque las cantidades son absurdas; en segundo lugar, por los requisitos; son convocatorias que se lanzan para no apoyar, por eso no participamos, los requerimientos son excesivos y se abrogan el derecho a intervenir hasta en el 30% de la programación, y la FIL se ha caracterizado por su independencia, por su pensamiento plural y libre, nunca nos había sucedido que quisieran meter la mano en nuestros contenidos. Este año, aun si hubiera sido presencial, no habríamos tenido el apoyo del gobierno federal. Además, hablamos de un apoyo muy modesto. Producir la FIL cuesta, anualmente, entre 120 y 130 millones de pesos y el apoyo del gobierno para el programa cultural era de entre 5 y 7 millones de pesos, es decir, no es ni del 5%.

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Sin embargo, los auspicios estatales se mantienen y los agradecemos porque si bien tendremos un formato virtual, hacer la FIL implica gastos, por ejemplo, de personal. La FIL se maneja al margen de las finanzas de la Universidad de Guadalajara. Además, teníamos una treintena de patrocinios de empresas privados y puedo decir que se mantienen un 80%, algunas no lo harán con las cantidades habituales. Esto nos permitirá que el déficit sea menor.

¿Cuánto costará hacer la FIL virtual?

Nos implicará un costo de entre 10 y 12 millones de pesos, pero a esto hay que sumar la carga de la nómina, así como los gastos que se hacen anualmente porque empezamos a trabajar en el próximo año al día siguiente de que termina una edición, es decir, ha habido gastos desde enero; de modo que estamos hablando de un costo total de entre 40 y 42 millones de pesos. Y gracias a los auspicios y patrocinios lo podremos reducirlo entre los 24 y 28 millones, que es el déficit que tendremos este año. Nuestro pendiente ahora es cómo financiarlo, tendremos que buscar financiamiento, pero no tendremos dificultad para hacerlo y creemos que lo vamos a sufragar en los próximos dos o tres años.

Dos o tres años en el mejor de los escenarios, la crisis es mundial.

Sí, quizá estoy pecando de optimismo. La FIL tiene 34 años de existencia y no es la primera crisis económica por la que atravesamos, la de años 94, 95, fue realmente muy fuerte, la
feria apenas cumplía sus 10 años. La feria es autofinanciable desde 1992 y al poco tiempo tuvimos la crisis del error de diciembre, así que debo decir que es verdad que en materia de ventas dependemos de la industria editorial internacional, pero, insisto, no es la primera vez, para el 97 ya nos habíamos recuperado. Algo similar nos sucedió en el 2010, en buena medida por la crisis norteamericana y europea. Por eso estoy tan optimista pese a que la pandemia sigue generando muchas incertidumbres y de que la economía quedará muy resentida.

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¿Cuáles son los retos más importantes de este formato?

Tenemos meses trabajando en esto porque sabíamos que aun presencial, íbamos a tener un refuerzo digital. El volumen de eventos será menor por la oferta virtual que existe, no queremos hacer un émulo de lo que hacemos presencialmente, así que estamos haciendo una curaduría en el programa cultural, académico y científico, vamos a hacer una selección de lo mejor, con autores actuales, de renombre, con mesas muy atractivos, con debates de actualidad que le permitirán al asistente común disfrutarlas. No vamos a tener invitado de honor, pero sí vamos a tener programación artística, habrá muchas actividades de teatro, de danza, serán producciones hechas en escenarios reales y que más temprano que tarde se estrenarán con público presencial.

¿Cómo será el impacto para la ciudad, para el sector turístico, para la industria hotelera y restaurantera?

Esta es la parte más triste. Nosotros nos estamos enfocando en tratar de atenuar el impacto en la industria editorial porque la feria es un gran escaparate por el volumen de ventas que registra y que esperemos que este año no sea tan menor; pero el daño mayor, por así decirlo, será para la ciudad, particularmente para el rubro hotelero y restaurantero. La derrama que la feria ocasiona para la ciudad de Guadalajara y su zona conurbada es de cercana a los 280 millones de dólares, que en esta ocasión no se generará. Lo lamentamos mucho. La feria implicaba más de 800 mil asistentes, de los cuales 120 mil asistían de otros lugares del país y cerca de 10 mil del extranjero. La ciudad lo va a resentir, desde los taxistas hasta la Expo Guadalajara, pero esperamos que todo esto sea resarcido en los próximos años, tenemos una feria muy vigorosa que no dará para muchos años a pesar de las secuelas que deje la contingencia sanitaria.

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