Comprometido con la enseñanza del Derecho y fascinado por la historia que rodea a las constituciones políticas mexicanas, el jurista y escritor cree en las instituciones como entes fundamentales para defender la democracia y la libertad, mismas que, en sus palabras, se encuentran en un momento peligroso y de bastante tensión política.

El abogado egresado de la UNAM tiene una gran trayectoria en la enseñanza del Derecho y en la administración universitaria y se ha especializado en diversos campos que van del derecho de autor hasta el análisis de la historia constitucional mexicana

En entrevista, Serrano Migallón relata su emoción por ganar el Premio Nacional de Artes y Literatura 2021 en la categoría de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía, galardón que, parafraseando al jurista, representa la libertad académica y de pensamiento crítico que siempre ha creído y defendido. “Hablar de un premio propio es complicado, sobre todo porque uno mismo puede sonar poco sincero o incluso pedante, pero no niego que recibir este galardón me causa una inmensa satisfacción, sobre todo porque el premio es dado a partir de la decisión de un grupo selecto de universitarios e intelectuales; de forma anónima ellos deciden a quien se lo dan; precisamente no es una decisión política ni gubernamental, eso habla de la libertad de pensamiento y de la libertad de cátedra presente en las universidades”.

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¿La autonomía universitaria se encuentra en riesgo?

Es verdad que ha sido atacada políticamente. Pero es absurdo decir que la UNAM, la máxima casa de estudios, se haya aburguesado. Las universidades públicas no pueden aburguesarse porque muchas de ellas son autónomas. Lo que hace la autonomía es que una universidad sea una verdadera universidad, garantizar que todos sus integrantes puedan expresar sus puntos de vista libremente, investigar lo que deseen sin injerencias de nadie. La autonomía surge para defender a las universidades de la injerencia del Estado, pero ya lanzarse en contra de las universidades va mucho más allá, hay intereses del capital, hay intereses económicos, intereses sindicales, intereses políticos que pretenden afectar la autonomía”.

Sonriente, el académico rememora su experiencia en las aulas, que, afirma, lo mantiene en una constante renovación de vida y en la enseñanza del Derecho.

“Cuando yo tenía alguna función pública, sobre todo en el gobierno federal, me levantaba a las seis de la mañana para dar clase a las siete; mi esposa me decía que no tenía necesidad de seguir asistiendo. Simplemente asistía por egoísmo, todas las dificultades de tener que levantarse temprano, arreglarse para salir y demás se me olvidaban cuando me sentaba en el salón de clases frente a los alumnos”, relata.

El también Doctor en Historia por la UNAM reafirma la importancia de la ley en la sociedad y confía que las instituciones democráticas resistirán los embates políticos, ya que son elementales para mantener la justicia y el orden. “Muchas instituciones públicas fueron creadas con determinados fines y propósitos; últimamente han sido atacadas, pero mi punto de vista es positivo, yo creo, a pesar de todo, que han resistido, se han mantenido”.

El jurista hace una reflexión sobre el papel de la sociedad y llama a defender la autonomía y la libertad. “Creo firmemente que los ciudadanos debemos estar pendientes de defender a las instituciones democráticas, debemos cumplir ese papel; asimismo, los universitarios debemos defender la autonomía. Siempre lo he dicho, las universidades son la casa de la libertad; debemos defenderlas”.

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¿Cómo podemos defender la democracia y la autonomía?

A través de las instituciones jurídicas y el cumplimiento de la ley. Para responder esta pregunta quiero abordar dos maneras de entender el Derecho: la primera es entender el Derecho como un dique que limita y evita los progresos sociales y cambios sociales; la segunda, y de la cual soy feroz partidario, es ver el Derecho como un canal que permite los cambios sociales de manera ordenada. Son las instituciones jurídicas y el Derecho los puentes que deben servir para percibir los cambios que desea y necesita la sociedad, además de conocer la manera en que estos se deben de realizar para llevarlos a cabo de manera ordenada y pacífica.

Creo que un hombre público, y sobre todo el Primer Mandatario de un país democrático, no debe emitir mensajes que pongan en duda la legitimidad y obligatoriedad del Derecho, aunque debemos considerar que hay frases que un político se puede permitir.

A manera de conclusión sobre la defensa de la autonomía y las instituciones, el también escritor reflexiona sobre la situación actual: el país, advirtió, vive un momento tenso en la defensa de instituciones que ejercen la democracia. “Estamos en un momento peligroso en donde hay ciertos personajes que por querer complacer o agradar a ciertos entes públicos traspasan el respeto a las instituciones jurídicas mexicanas y a la aplicación de las normas y leyes”, afirma.

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Para el también investigador y articulista, la defensa y divulgación de la cultura es un tema pendiente en la actualidad, la cual, asegura, es necesaria para avanzar como sociedad.

“Los recursos que se le están dando a la Secretaría de Cultura son pocos y cada vez se requieren y se van a requerir más ¿Por qué? Son inversiones a largo plazo que pueden dar como resultado una mejor ciudadanía”, puntualiza.

Después de recibir el Premio Nacional de Artes y Literatura 2021, ¿qué sigue?

Estoy escribiendo un libro, mismo que no quiero llamar de memorias, me parece presuntuoso, pero sí lo considero un libro de recuerdos; y, sobre todo, tengo el deseo de seguir dando clases en la Universidad Nacional.

Fernando Serrano Migallón, hijo de exiliados españoles, fue director de la Facultad de Derecho de la UNAM, es miembro de la Academia Mexicana de Historia, de la Academia Mexicana de Jurisprudencia y Legislación, y de la Academia Mexicana de la Lengua. Ha formado parte de la Junta de Gobierno de El Colegio de México, y fue Secretario Artístico del Conaculta.

TRAYECTORIA 

Fernando Serrano Migallón nació en la Ciudad de México el 26 de junio de 1945.

 Cursó Derecho y Economía y obtuvo su doctorado en Historia por la UNAM.

Fue director de la Facultad de Derecho de la UNAM de 2000 a 2004 y 2004 a 2008.

Es Miembro de las academias mexicanas de la Historia, y Jurisprudencia y Legislación. Y es Miembro de número de la AML.

La ONU le otorgó en 2004 el reconocimiento a la Promoción y defensa del Derecho de Autor de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual

La FIL Guadalajara le concedió el reconocimiento al Bibliófilo en 2015.

"El Primer Mandatario de un país democrático no debe emitir mensajes que pongan en duda la legitimidad y obligatoriedad del Derecho”

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