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En 1629, cuando ocurrió la peor inundación de la Ciudad de México de la que se tenga memoria y que provocó 30 mil muertes, el rey de España ordenó que se llevara la ciudad a otro lado, que no se volviera a habitar esta urbe porque era imposible de habitar, los edificios se hundían, los terremotos la asolaban y cada tanto el lago retomaba su espacio natural; sin embargo, nadie hizo caso, los sobrevivientes la abandonaron durante cinco años, tiempo en el que la metrópoli permaneció bajo el agua.

Los habitantes desoyeron al rey y comenzaron a buscar una salida para el agua que terminó con la desecación de los lagos entre 1629 a 1634 y a partir de esa decisión empezaron los hundimientos en la ciudad, los edificios se caían, quebraban o desnivelaban, los sismos la asolaban. A casi 500 años de la fundación de la Ciudad de México, ésta es una urbe inmensa, hermosa y horrorosa que ha sido contada por un legión de escritores y cronistas a la que pertenece Héctor de Mauleón, quien acaba de publicar La ciudad oculta. 500 años de historias (Planeta), una obra en dos volúmenes.

El cronista, periodista y colaborador de EL UNIVERSAL congrega en dos libros historias que van del embalsamiento de Maximiliano, a la calle de las boticas, las momias de Santo Domingo, el primer día de la Ciudad de México, la capital del sexo, el último día de don Porfirio, breve historia de Tepito, la maldición de Miss México o el secreto de Miroslava. Una serie de relatos que hablan de esta ciudad maldita, amada, odiada, enloquecida y violenta.

“Todo indicaba que era una ciudad que no podría existir, que no debería existir y vemos que no solamente rebasó los límites que dejaron los españoles sino que rebasó todo lo imaginable, ya cubrió barrancas y cerros, se extendió por lo que eran sembradíos, por lo que era el lago seco, creó colonias donde estaba la laguna de Zumpango o el Lago de Texcoco; eso nos demuestra que puede dar para 500 años si dejamos de hacer lo que hicimos que fue dejarla crecer sin planeación respondiendo nomás a las urgencias inmediatas”, señala el también autor de Roja oscuridad.

De Mauleón asegura que la Ciudad de México se dejó de planear en 1920 con la invención de la colonia Condensa, luego todo salió de control y fue creciendo por medio de la ilegalidad, la invasión y el despojo que la terminó volviendo “el tumor canceroso que rodea a la vieja ciudad. Del ordenamiento de eso van a depender los siguientes 500 años... yo no veo que vaya a acabar como Teotihuacán: abandonada y convertida en un montón de edificio inútiles; yo creo que va a dar pero no sabemos qué vamos a enfrentar para poder sobrevivir”.

Homenaje a escritores. Héctor de Mauleón, el cronista que lleva más de 20 años caminando y contando la Ciudad de México, y lleva más de diez años al frente del programa El Foco donde deja constancia de su riqueza histórica, reconoce que la nuestra es una ciudad bellísima pero también horrible. Cita de inmediato al poeta Efraín Huerta que escribió dos de los poemas más célebres sobre la ciudad: “Declaración de amor” y “Declaración de odio”, porque son las dos emociones que alternativamente te despierta esta urbe. “Lo que pasa es que se vuelve cada vez una ciudad más enemiga. Hoy, cuando tienes que atravesarla durante dos horas y media para llegar a tu lugar de trabajo y luego regresar a casa contra todo, con el dolor de moverte, con la violencia, con la inseguridad, nos damos cuenta de que sí estamos en un punto crítico que no habíamos vivido jamás, y eso es nuevo. La ciudad siempre ha sido cruel, ha sido dura, pero lo que hemos visto en estos años es completamente inédito”.

Esta nueva obra de Héctor de Mauleón, que contiene decenas de historias de amor, muerte, violencia, fantasmas, pasajes históricos, personajes, que congrega historias desconocidas y revela personajes y secretos imponentes, está profusamente ilustrada y rinde un homenaje a una legión de cronistas.

“Hay una legión de escritores que desde 1554 se han dedicado ha escribir, a contar, a cantar y a narrar la ciudad; yo traté de que la mayor parte de ellos estuvieran presentes en las crónicas, quería homenajearlos pero sobre todo rendir el homenaje personal como lector y amante de la ciudad por lo que nos han dado. La ciudad de los 50 pues es la ciudad de Carlos Fuentes, ya no la imaginamos sin Fuentes, del mismo modo en que no podemos imaginar a la ciudad del XIX sin Prieto y sin Payno, o a la ciudad porfiriana sin Gutiérrez Nájera, o a la ciudad del último tercio del siglo XX sin Monsiváis, o a la ciudad de la primera mitad de siglo XX sin Novo; estos dos volúmenes son también un desfile de los amantes que ha tenido la ciudad de México”, afirma De Mauleón.

El subdirector de la revista Nexos asegura que estas historias reunidas conforman un retablo de una riqueza extraordinaria en términos de la vitalidad y de lo que ha sido esta ciudad; sin embargo es una ciudad oculta porque son historias que están perdidas o han sido olvidadas. A ello dedicó también el proyecto de poner 200 placas en edificios del Centro Histórico como una manera de ponerle un escudo de protección a los edificios y a la ciudad.

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