“En aras del interés público y con el propósito de evitar la dispersión de fuentes informativas, la desinformación y las noticias sin sustento”, María Elena Álvarez Buylla, directora de Conacyt, ha mandado a callar a la comunidad científica del país. Como ella es la cabeza del sector nombrada por Andrés Manuel López Obrador, suponemos que una decisión histórica contra la libertad de expresión de los científicos mexicanos debió contar con la aprobación del Presidente de la República. ¿O la doctora se habrá ido por la libre como cuando pretendió pasar la charola entre los investigadores? No lo sabemos. Ojalá que la Presidencia aclare pronto este nuevo embrollo procedente del Conacyt que se conoció la noche del sábado cuando comenzó a circular una carta dirigida a los titulares de los Centros Públicos de Investigación firmada por José Alejandro Díaz Méndez, titular de la Unidad de Articulación Sectorial y Regional. Lo que sí sabemos y aquí lo vamos a revelar es que Conacyt hace firmar acuerdos de confidencialidad a científicos que han sido reclutados para trabajar en los esfuerzos contra la pandemia. Los matemáticos que participan en el ultrasecreto modelo epidemiológico no pueden hablar sobre el tema. Esto es inaudito porque va en contra del desarrollo de la ciencia. Al no haber acceso total para hacer investigación independiente sobre la incidencia del SARS-COV-2 a partir de toda información oficial existente, otros científicos no pueden revisar, reproducir, corregir, mejorar, confirmar o desmontar ese modelo, ahí sí, por el bien del interés público. Así que los científicos expertos en el campo están medio a ciegas y ahora también les ordenan quedarse mudos. ¿Y qué pasaría si aun así hablan? ¿Comenzarán las purgas en los Centros Publicos de Investigación y en el Sistema Nacional de Investigadores?

Llamadas que intimidan a creadores

En donde (aún) no hay purgas pero comienzan a darse costumbres preocupantes contra la disidencia es en el sector cultural. Lo decimos por esto: aquí hemos reportado la actividad del Frente Amplio de Trabajadores del Arte y la Cultura contra diversas acciones del gobierno. Una de nuestras notas causó incomodidad de personas participantes en este Frente que nos hizo llegar una carta en donde se nos pedía que no pusiéramos en boca de todos algunas propuestas dichas abiertamente por algunos, como “desconocer a la secretaria de Cultura” Nos llamó la atención la carta del Frente y nos pusimos a investigar. Ahora sabemos que personas que aparecían en fotos que publicamos de la videorreunión fueron identificadas y recibieron llamadas de funcionarios de Cultura preguntando cosas... No hubo amenazas abiertas pero la simple llamada ¿era un aviso...? Y hubo quien se puso nervioso y pidió deslindarse. Una llamada inofensiva dirán algunos, pero no. Llamadas de funcionarios culturales en un contexto así ejercen coerción, inhiben, intimidan. Y lo lograron. Así que si usted es un investigador que recibe un documento que inhiba su libertad de expresión como en Conacyt, o si es un creador o trabajador cultural y recibe una llamada o un mensajito de un funcionario cultural que lo ponga nervioso, cuénteselo a la sección que más confianza le tenga, es decir al Crimen y Castigo, en el correo vigilamoslacultura@gmail.com Relátenos su historia, mándenos su documento o su audio y nosotros nos pondremos en contacto. Si verificamos que la denuncia está fundada, el que estará en problemas no será usted.

Que Nervo era uruguayo, dice Cultura de la Ciudad de México

La Secretaría de Cultura del gobierno de la Ciudad de México volvió a cometer un error que le costó caro y le provocó burlas en Twitter y seguramente un jalón de orejas por parte de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum. La dependencia abrió ayer su cuenta con una postal para sumarse a la efeméride del poeta Amado Nervo, pero se equivocó al señalar que era uruguayo. Aunque borraron pronto el tuit, el cambió de la nacionalidad del escritor mexicano le valió tremendas burlas e incluso el secretario Alfonso Suárez del Real tuvo que salir a pedir disculpas por el yerro y además de disculparse apuntó que lo correcto era que Amado Nervo murió en Uruguay el 24 de mayo de 1919. Puede ser que no todo mundo conozca la historia del poeta y diplomático pero tardaron casi cinco horas en subir la nueva postal corregida y acompañada de las disculpas.

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