Manchas de coloridas pinturas decoran la bata médica que usa para dibujar sobre el lienzo. Las mismas manos con las que consiguió salvar cientos de vidas ahora pintan un proceso visual “muy egoísta donde pienso en mí y me gozo el resultado”, afirma Juan Rafael Correa, quien desde el 2004, siendo cirujano cardiovascular, decidió “salir del clóset” -como él mismo dice- y dedicarse también a la pintura.

Este jueves 11 de abril, Correa presentará en la Galería Casa Cuadrada en Bogotá su nueva exposición 'Hashtag'. Algunas de las pinturas que se exhibirán son 'Caballo alado para Isa', 'Panela Time' y 'Bishmiláh o la quinta paila del infierno'.

El nombre de la exposición nació a partir de una pregunta : “Veo una ‘H’ recurrente en mis obras o ¿es un hashtag?”, explica Correa. Por ese motivo escogió ese nombre, “porque aquí no hay hashtag, no hay titulares, no hay una guía ni un hilo conductor. Es una cosa de libre asociación”, agrega el pintor.

Esta, es para él, la exposición con más coherencia entre todas sus obras, ya que concierne a un periodo de elaboración muy específico de menos de un año. “En otras exposiciones había obras que no correspondían con el momento de la creación, pero en esta camada siento que hay una coherencia y no quisiera desprenderme de ello”.

Recientemente adquirió el gusto de mirar desapasionadamente sus obras y contemplarlas como si fueran los hijos que al crecer se irán de casa. Por esto mismo no le gustaría quedarse con ninguna de sus creaciones, sino encontrar el lugar para cada miembro de su camada.

Correa cuenta que con la pintura quiere apartarse de tanta investigación y letras de la academia médica. No le gusta titular sus obras ni ponerles un texto para explicarlas.Esta es la primera exposición en la que todas las pinturas tienen un título porque, según él, la gente se decepciona cuando no existe.

Los títulos no son impuestos, surgen naturalmente. Generalmente, están relacionados con el momento que vive cuando las está pintando. Recuerda que hubo una pintura que debió rehacer muchas veces y sentía que tenía demonios encontrados que no lo dejaban terminarla.

En ese momento sonó 'Bohemian Rhapsody', del grupo Queen, y se sintió identificado con la letra de la canción. Por eso y el refrán de una amiga, tituló su obra 'Bishmiláh o la quinta paila del infierno'.

Juan no se considera a sí mismo un artista ya que “ser artista es una cosa muy completa y exhaustiva, soy apenas un pintor”. Sin embargo, estudió artes visuales y se desempeña en la corriente artística del expresionismo abstracto porque “no quiero contar una historia, no me interesa sensibilizar a la gente acerca de un problema social, no quiero reivindicar la causa de nadie ni hacer visible nada que esté oculto”, añade.

No le molesta que los espectadores no interpreten en sus obras el sentimiento que él plasmó. Por el contrario, le “choca cuando alguien coincide”, porque quiere que todo el que mire su exposición se sienta libre de crear e interpretar. “Me encanta que todo el mundo sea capaz de abordar su propia inspiración, y si yo soy la fuente de eso, maravilloso”.

Le gusta hablar de arte más que de medicina. Por eso prefiere no pintar nada relacionado con su primera profesión para separar esos mundos que lo definen. Cuando pinta se conecta libremente con su mundo interior.

Sin embargo, desde siempre estuvo ligado al dibujo y la pintura. Mientras sus compañeros médicos tomaban apuntes para estudiar, él hacía perfectas representaciones de los procesos médicos: posición del cirujano respecto al paciente, cómo hacer una anastomosis, cómo cortar una vena, entre otros procesos que aún guarda en un enorme cuaderno lleno de dibujos.

Encontró en la pintura un descanso para el agobio que el trabajo le producía. Cuando decidió empezar la carrera de artes visuales “coincidió que estaba en planes de casarme otra vez y de tomar la vida con más tranquilidad”, explica.

Desde ese momento siempre ha encontrado el espacio para pintar a pesar de la apretada agenda del cirujano cardiovascular que lo sigue a todo lado.

“En cualquier momento libre voy al estudio por lo cerca que me queda del hospital. Los fines de año tengo más tiempo, así que después de cirugías paso al estudio. Seguiría de largo si no fuera porque acordamos con mi mujer que yo debería volver a casa”, dice entre risas.

Así mismo saca tiempo para estar con sus pequeños hijos Samuel e Isabela, quienes lo impulsan a llevar una vida enérgica para seguirles el ritmo.

Ha pensado en jubilarse para dedicarse por completo a la pintura, pero no por falta de pasión por la medicina, sino por la edad. Tiene 61 años y quiere que en este momento de su vida, la actividad artística tenga mayor peso.

Las dos profesiones lo apasionan. En la medicina encuentra funciones más humanas y comprometidas con los procesos de las personas. Por el contrario, en la pintura encuentra su espacio personal.

Con esta exposición espera que todos los espectadores se diviertan viendo sus obras, pues para él, son espacios para descubrir cosas nuevas y conversar con todos, sin importar si son desconocidos. "Me gusta la primera vez que la gente ve mis obras porque me interesa qué les suscita mi pintura”.

akc

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