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Guadalajara. —Mircea Cartarescu es considerado el más importante poeta rumano de su generación. Es un autor singular que trabaja lo mismo la novela, el relato, el ensayo, la crítica literaria y, por supuesto, la poesía; también es un escritor feminista: “Como siento que me falta algo por no ser mujer, como sé que me falta ver el mundo con los ojos y con el cerebro de una mujer, lo que hago para cubrir esta falta es darle voces femenina a mis textos”.

“Un escritor es un andrógino, tal vez todas las personas son andróginas pero sobre todo los escritores. Cada uno de nosotros trae adentro un gemelo que está oprimido, si somos una mujer traemos un hombre imprimido; si somos hombre tenemos una mujer oprimida. Para mí es muy importante darle voz a esta hermana oprimida que traigo dentro”, señaló el escritor en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Cartarescu es parte de una organización feminista en Rumania, “tengo mucha confianza en el movimiento feminista mundial”, dice el escritor que asegura que entre su país y América Latina hay bastantes semejanzas.

“Muchas veces dicen que Rumania, mi país, es un país latinoamericano nacido en Europa; tenemos la misma lengua romance, tenemos las mismas diferencias entre los ricos y los pobres, y la misma fascinación para los dictadores”, afirma el autor de El muro del silencio y Solenoide.

Cartarescu reconoce que el tema ético ha aparecido muy tarde en sus textos pero se ha quedado para siempre. “Son un grito de auxilio, mi manera de escribir es sentir adentro de mi corazón el sentimiento universal, he tratado de expresar ahí el grito de auxilio de la humanidad entera”.

El ganador este año del Premio Formentor de las Letras es un activista social comprometido. Ha participado en las protestas contra quienes tratan de oprimirnos, ha salido a las calles y le han tirado gases durante las protestas de agosto “porque quiero mostrar que me importa el destino de mi país y de su gente, y pienso seguir haciéndolo”.

Reconoce que en su obra Bucarest es un alter ego, un alma gemela. “Siempre he querido tener una ciudad solamente para mí, ser el único vecino de la ciudad para poder entrar a cada casa, para poder explorarla en todas sus dimensiones, incluso el subterráneo; esto es posible en mi Bucarest. Es el mundo que yo amo y en el cual me siento cómodo”.

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