Guadalajara, Jal.- David Unger , el radicado en Estados Unidos aseguró que el Presidente de México se convirtió en el policía de Trump ante los miles de centroamericanos que cada día buscan atravesar el territorio mexicano rumbo a Estados Unidos, huyendo de la violencia.

“AMLO se convirtió en policía, casi trabajando para Trump, cerrando la frontera en Guatemala que anteriormente estaba abierta para estos miles de guatemaltecos que no pueden vivir en Guatemala, los hondureños que no pueden vivir en Honduras porque hay pandillas, día tras día, que los están amenazando”, señaló el escritor guatemalteco durante la conversación con Jorge Eduardo Benavides y Juan Tallón, en torno a “Los caminos de la libertad. Literatura y migración”.

El narrador aseguró que Guatemala como todos los países de Centroamérica son países totalmente surrealistas, es decir, “las fronteras estuvieron cerradas por la pandemia; sin embargo miles y miles de hondureños, guatemaltecos, si pudieran los nicaragüenses también, saldrían de su país en búsqueda de una mejor vida”.

Durante el encuentro celebrado en el marco de la , Unger dijo que si su familia se hubiera quedado en su país natal, “me hubiera incorporado a los movimientos estudiantiles que explotaron en ‘Guate’ a comienzos de los 70”, también subrayó la gran deuda que tienen muchos de los intelectuales, políticos y artistas con México , más que con cualquier otro país del mundo por haberles dado estancia, mientras en su países -sea España, Uruguay, Argentina, Chile, Brasil, Paraguay o Guatemala-- hubieran resultado muertos.

“Poder salir de Guatemala en 1955 me salvó la vida, pero igual de importante poder llegar a un país estable que me ofreció un idioma y una literatura que me ha determinado fue un segundo regalo. Amo el inglés y su literatura, tanto como la literatura de Rulfo y Cortázar” y dijo que un regalo más de haber abandonado Guatemala fue la distancia de poder ver su país natal desde lejos, de una manera muy distinta a la perspectiva de sus colegas guatemaltecos.

“He podido ver a ‘Guate’ a través de un telescopio y de un microscopio, desde mi apartamento en Nueva York, sin las distracciones de los pormenores de la vida cotidiana guatemalteca. Para crear la obra que he escrito era importante no vivir en Guatemala y no tener que bregar día tras día con la realidad guatemalteca que, de cierta manera, debilitan a muchos escritores que siguen viviendo en el país”, señaló el escritor que se define como guategringo.

Dijo que tanto él como Benavides y Tallón son emigrantes privilegiados , “yo me he quejado mucho de mi situación pero la verdad es que me abrió un panorama increíble para poder traducir a escritores chilenos, novelistas mexicanas mujeres que me enseñaron a escribir prosa: Silvia Molina, Elena Garro, Bárbara Jacobs, es todo un privilegio que yo he vivido y que me ha dado la oportunidad de ver a mi país de cierta manera muy distinta”.

Dijo que los intelectuales guatemaltecos viven una depresión total, “a veces no les permiten ni escribir, encuentran la dicha en el alcohol, o en escribir cuentos y poemas como si estuvieran viviendo bajo Franco en España, es decir, no dicen las cosas claramente, yo vivo en los Estados Unidos soy muy capaz de acusar al presidente de Guatemala como un asesino, ando con el pasaporte gringo, me debo de cuidar pero no tanto como mis colegas guatemaltecos”.

Por su parte Juan Tallón , quien se definió con un emigrante de su lengua el gallego al español, y por eso lo podrían considerar un traidor, habló Del acto hostil que cada vez implica más el movimiento migratorio “donde los nacionalismos, los discursos exacerbados, el odio hacia el diferente, al que viene de fuera”.

Aseguró que pese a todo eso, la voz del escritor siempre consigue salir a la superficie y siempre va a conseguir el escritor que migra hacerse oír. Eso me da cierta esperanza de poder conocer su testimonio a través de sus libros. Nunca vamos a cansarnos de leer libros de escritores que han tenido que dejar su país y de exiliarse por la razón que sea, porque la experiencia es tan intensa que es imposible que no afecte a la literatura del autor en todos los sentidos. Su testimonio se traducirá en un gran libro y hay decenas, miles de libros maravillosos que tratan el tema del exilio, de la migración, del movimiento, de qué significa la experiencia. Y que a veces ni siquiera son libros amargo”.

Y sentenció que hay esperanza para la emigración mientras haya relatos y mientras haya literatura.

Tallón aseguró que Galicia es un territorio que lleva 300 años intentando desaparecer, enviando a sus mejores hombres y mujeres fuera, pero no es fácil, porque tienen una capacidad para agonizar que no tiene ningún otro pueblo. Recordó que Alfonso Rodríguez Castelar, el intelectual más importante de su tradición literaria, que decía que los gallegos no protestan, emigran. “He encontrado una fórmula intermedia entre la protesta y la emigración, que es escribir columnas en casa. Estoy aquí para hablar con la autoridad de uno de los gallegos que no ha emigrado”.

El periodista y escritor gallego dijo: “Creo que el fenómeno de la emigración no deja de ser una forma de huida. Creo que es el movimiento, cambiar de lugar, cambiar de país, cambiar de cultura, es un estado natural del ser humano. Y esa experiencia, la de la huida, es muy radical: la huida, la emigración, es una cuestión que la literatura ha tratado desde que existe la escritura”.

Por su parte, el escritor peruano radicado en Madrid, Jorge Benavides dijo que Madrid, que para él fue una gran ciudad que lo recibió, para otros puede ser terrible, “Esta ciudad era la misma ciudad pero al mismo tiempo no, porque para algunos les tocan todas la dificultades, sentirse agraviado, sin trabajo, agredido, y no es que Madrid sea particularmente uno de los sitios hostiles con respecto a los inmigrantes, creo que es de los países muchísimos más asequibles a la migración, mucho más que los países de Europa del norte, pero es también la circunstancia que cada uno vive”.

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