#LaVozDeLosExpertos

La Ciudad de México se encuentra nuevamente bajo contingencia ambiental. Sabemos la gravedad de la situación y conocemos los efectos que van de dolor de cabeza a nariz congestionada y otros factores. Los niños, que normalmente, por seguridad, no suelen salir a jugar a la calle o los parques, ahora, por cuestiones “extraordinarias”, no pueden salir ni al patio de su escuela.

“Water and air, the two essential fluids on which all life depends, have become global garbage cans.” –Jacques-Yves Cousteau

Se eligió democráticamente a la nueva Jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Claudia Sheinbaum Pardo cuenta con más de 100 publicaciones especializadas y dos libros en temas de energía, medio ambiente y desarrollo sustentable... Además fue secretaria de Medio Ambiente durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en la Ciudad de México y tuvo la atinada fortuna de traernos el Metrobús. Ahora, a cerca de seis meses de gobierno, nos trae mensajes de situaciones extraordinarias de la calidad del aire.

Entiendo: tener más de cinco incendios en el Valle, más millones de motores de combustión, sin viento que se lleve las emisiones, hace que nuestra ciudad se vea apocalíptica. Blade Runner o las fotos de espectaculares chinos tapados por la polución se acercan a la realidad en la CDMX. Lamentablemente son estos momentos en los que reaccionamos porque dos de nuestros sentidos nos alertan de algo malo. Nuestra nariz y nuestros ojos nos dicen algo, y ahí entra la tecnología con sus sensores que nos vuelven superhumanos y permiten ver más allá de lo evidente. Al volverse más baratos los sensores, hoy hay plataformas de medición que se acercan a la sociedad. Una empresa que he mencionado antes es Plume Labs (de Francia) pero ahora tuve la suerte de que @alberto_mexica me contara que un esfuerzo mexicano de Mexicalli existe también y se encuentra en http://app.respira.org.mx/.

Ambos sistemas utilizan el sistema AQI que es el estándar de la OMS; pero en el caso de Plume hoy en día solo toma los datos de los sensores de la Ciudad de México. Estos se encuentran muy separados y muy por arriba del nivel de calle, que es el lugar en donde habita nuestro sistema respiratorio. En situaciones como las actuales, al no haber viento, los contaminantes de los incendios se concentran en “la olla” y pues bueno, se tiene que llamar a contingencias, pero es porque se suma un solo factor. Eso quiere decir que antes había otros que no hemos atajado.

Me enojaba no poder salir al patio de la escuela (en los ochenta) por contingencia. Hoy, a nuestros pequeños y al futuro de México les ofrecemos lo mismo, no algo mejor. No es sencillo salir de esto, pero contamos con la tecnología para hacerlo. Hay modelos a nivel de calle que realiza un laboratorio de la UNAM (más cercano a la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México): el Instituto de Ciencias Atmosféricas. Tenemos el poder de cómputo para hacer modelos y prevenir antes de que pasen dos días de bruma contaminante.

Me hubiera gustado ver la misma energía y esmero en decirnos que nos cuidemos (sin caer en un #ruidoblanco distractor), que en los esfuerzos que se utilizaron para comunicarnos las ventajas de optar por X o Y persona durante las elecciones. Mi principal solicitud es que comuniquemos que no podemos normalizar la situación en la que vivimos en la ciudad y que solo se vuelve más importante cuando rebasa “lo extraordinario de lo extraordinario cotidiano”. Bendita América Latina de Realismos Mágicos Extraordinarios.

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