Los secretarios de Gobernación y de Relaciones Exteriores presentaron, a inicios de la semana pasada, la política migratoria de este gobierno. Aseguraron que los dos ejes centrales serán el respeto a los derechos humanos y el impulso del desarrollo en Centroamérica. México se convertirá, según planteó Marcelo Ebrard, en el primer país en ajustar sus políticas para migrantes al Pacto Mundial de la ONU para reforzar la cooperación internacional para alcanzar una migración segura.

A los pocos días, Estados Unidos anunció que invocaría la sección 235 B2C de la Ley Migratoria para que quienes entren ilegalmente desde México sean deportados y tengan que esperar de este lado de la frontera el tiempo que tarde su proceso de asilo. A pesar de tratarse de una decisión unilateral, México respondió que autorizará el ingreso a algunos de ellos por razones humanitarias y de manera temporal. Sin embargo, el titular del Instituto Nacional de Migración, Tonatiuh Guillén, dijo que en el corto plazo es imposible recibirlos, que no existen la capacidad, estructura operativa ni la figura jurídica para hacerlo. Su diagnóstico no debe desestimarse. El doctor Guillén entiende como pocos los retos de la migración. Estuvo al frente durante dos periodos del Colegio de la Frontera Norte y lleva más de tres décadas viviendo en la frontera.

El gobierno mexicano aceptó recibir a los migrantes que Estados Unidos no quiere en su territorio sin hacer un análisis ni calcular los efectos. Tampoco había mucha opción, el vecino del norte prácticamente dio la instrucción. Cuando pasen las semanas y los meses, estará más clara la dimensión del reto.

HUERFANITO. Jakelin Caal cumplió los siete años de edad en el trayecto a los Estados Unidos. Salió junto con su familia desde Guatemala para escapar de la pobreza. El 6 de diciembre fue detenida por la patrulla fronteriza. Murió dos días después. Las autoridades tardaron una semana en informar los detalles sobre su muerte y prácticamente se limitaron a culpar a su padre. El Departamento de Seguridad Nacional no permitió siquiera que los encargados de la custodia de la niña hablaran con los legisladores estadounidenses que exigían una explicación.

Entrevisté al abuelo de Jakelin. En pleno duelo, me pidió interceder a favor de su familia. No habló de buscar justicia luego de la muerte de su nieta. Dijo que lo único que desea es que permitan a su hijo trabajar en Estados Unidos. Una clara muestra de que mientras haya hambre nada detendrá a la migración, así se vaya la vida en ello.

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