Tres años y medio han transcurrido desde aquella desafortunada portada de la revista Time en la que aparece el presidente Enrique Peña Nieto junto a la leyenda Saving Mexico. Eran tiempos de bonanza para el gobierno federal, pero poco tardó en quebrarse la ilusión: desaparecidos, inseguridad, violencia, corrupción, estancamiento económico y, para rematar, la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Hoy México está frente a uno de sus mayores retos: la renegociación del TLCAN. Y ahora sí necesita un “salvador”. La pregunta es si realmente hay alguien que pueda hacerlo.

En esta columna hemos expuesto cómo el gobierno federal pasó de ser un optimista de la relación con Estados Unidos y de la reconfiguración del TLCAN, a uno más bien pesimista, al grado de sentirse acorralado. Ildefonso Guajardo , el secretario de Economía y jefe de la delegación mexicana en las negociaciones, ha empeorado su pesimismo tras los recientes mensajes lanzados por Trump en las redes sociales. “Hay que estar preparados para cualquier escenario y tener un plan alternativo”, dijo el martes al tiempo que pidió al Congreso considerar reformas legales que den certidumbre y confianza a los inversionistas. Anteriormente exhortó a los empresarios nacionales a explorar opciones de diversificación, principalmente en los mercados en Sudamérica.

Lo cierto es que los empresarios mexicanos están preocupados por el desenlace de las negociaciones, al grado que han exigido a Guajardo y a su equipo que las lleven a buen puerto, utilizando otras herramientas, como los asuntos de seguridad; de otra forma, se pondrán en riesgo la mitad de las exportaciones nacionales a Estados Unidos, es decir, cerca de 40% del comercio exterior del país.

En este tenor, tres hombres de negocios con empresas trasnacionales, quienes fueron consultados, reconocieron que el costo de una ruptura podría ser más alto de lo que se estima. “Sería desastroso para decenas de empresas”, dijo uno de ellos. “Parece que México está contra la pared, pero no se ha echado mano de todas las herramientas para presionar a Estados Unidos”, agregó otro.

Ayer Moody’s estimó que la salida de Estados Unidos del TLCAN ocasionaría un duro golpe para la economía mexicana. Según la calificadora, la ruptura del tratado traería como consecuencia una caída de 2 puntos porcentuales en el PIB, el primer año, y de hasta 4 puntos el siguiente. ¿La razón? El choque afectaría fuertemente la inversión.

Por si fuera poco, a este escenario catastrofista se suma la posibilidad de que Andrés Manuel López Obrador gane la presidencia el próximo año. Un triunfo del presidente de Morena, señaló Moody’s, generaría un “choque brutal” para la economía mexicana en el corto plazo, derivado de la volatilidad que desataría en los mercados financieros.

Es decir que, si la previsiones Moody’s se cumplen, México podría enfrentar el peor de los escenarios: que se rompa el TLCAN y que AMLO gane la presidencia.

A propósito de López Obrador y el TLCAN, en una entrevista reciente con el WSJ el político tabasqueño consideró que las negociaciones del tratado deberían suspenderse hasta que pasen las elecciones de 2018; y dijo que, de convertirse en presidente de México, él lo renegociaría.

Este viernes dará inicio la segunda ronda de negociaciones del TLCAN en la Ciudad de México, justo cuando el presidente Peña Nieto entregará al Congreso su quinto informe de Gobierno. No descarte que Donald Trump despierte con ganas de tuitear nuevas amenazas para calentar las discusiones. Esa ha sido su estrategia, mientras que la del gobierno mexicano parece ser la de esperar un milagro: que Estados Unidos ceda en varios puntos del tratado y que se negocie antes de las elecciones presidenciales de 2018.

La buena relación del canciller Luis Videgaray con Jared Kushner y la interlocución de Guajardo con el gabinete de Trump parecen no haber servido de mucho.

¿Fallará una vez más la misión de “salvar a México”?

Carlos Fernández crece en España. Quien no para de comprar acciones de empresas españolas es el mexicano Carlos Fernández, ex presidente de la cervecera Grupo Modelo. A través de su grupo Finaccess se convirtió hace poco en el principal accionista de la inmobiliaria Colonial.

Actualmente controla 13.8% de las acciones de firma española. Con esto superó al fondo soberano de Qatar, que tiene un 10.6% de la compañía. La inversión de Fernández en Colonial supera los 220 millones de dólares.

El empresario mexicano también posee acciones del banco Santander, donde se posiciona como el segundo mayor accionista individual, sólo detrás de sus dos herederos: Javier y Ana Botín.

@MarioMal
mario.maldonado.padilla@gmail.com

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