Carlos Urzúa es el integrante del futuro gabinete de Andrés Manuel López Obrador que más presión ha tenido desde que fue propuesto. Lleva casi tres meses encerrado en sus oficinas, haciendo cuadrar el presupuesto del próximo año. Cuentan sus allegados que apenas tiene un par de asesores que le ayudan a hacer las cuentas, por lo que trabaja a marchas forzadas, “día y noche”, para darle gusto al presidente electo. “Tenemos que hacer lo posible para cumplir lo que prometimos”, suele recordarle el tabasqueño.

El problema es que el próximo secretario de Hacienda no es de esos economistas acostumbrados a trabajar bajo presión y menos de los que se sienten cómodos cargando con el peso político de elaborar un paquete económico. Al contrario, su trabajo como académico y escritor siempre le ha concedido el tiempo necesario para elaborar sus proyectos, lo mismo ensayos que poemas.

Pese a todo, Urzúa ha decidido echarse el ‘paquete’ solito. El doctor en Economía por la Universidad de Wisconsin llega a pasar jornadas de 10 horas encerrado en su aún oficina del Tecnológico de Monterrey de Santa Fe, o en la biblioteca de su casa. “Está siendo muy obsesivo con los números”, dice una persona de su equipo.

A mediados de julio, Urzúa y los próximos subsecretarios de Hacienda, Arturo Herrera y Gerardo Esquivel, visitaron en Palacio Nacional a José Antonio González Anaya, el actual titular de la dependencia, para revisar los lineamientos del presupuesto del próximo año.

Desde entonces, Urzúa ha visto pocas veces la luz del día. El futuro secretario de Hacienda no confía en nadie y por ello sólo dos personas lo asisten en el diseño del Paquete Económico y el Presupuesto 2019, que incluye los Criterios Generales de Política Económica, la Iniciativa de Ley de Ingresos de la Federación, el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación y el Plan Anual
de Financiamiento.

“¡Sólo dos personas le ayudan!”, exclama la fuente, cuando los tecnócratas —sobre todo Luis Videgaray— contaban con un
‘ejército’ de itamitas para hacer cuadrar todo y dejarlo listo para ser palomeado por
los subsecretarios y finalmente por el titular de Hacienda.

Rogelio Ramírez de la O, uno de los asesores de Urzúa, reveló hace unos días en una reunión privada algunos de los Criterios Generales de Política Económica previstos para el próximo año. El crecimiento del PIB estará entre 2% y 3%; la inflación regresará a 3%; el tipo de cambio se fijará en un promedio de 18.4 pesos, y la producción de petróleo rebasará los 2 millones de barriles diarios.

“Los vamos a sorprender”, dijo Urzúa el jueves pasado durante la primera Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la LXIV Legislatura de la Cámara de Diputados, a la cual fue invitado junto con Arturo Herrera y Gerardo Esquivel.

El futuro secretario de Hacienda reiteró que el presupuesto reflejará la austeridad que prometió Andrés Manuel López Obrador, empezando por la propia dependencia federal que solamente tendrá cinco asesores que reportarán directamente al titular. El área de Comunicación Social también estará integrada por cinco funcionarios y el área de informática será controlada y coordinada por la Presidencia de la República.

“Estamos seguros de que la iniciativa de presupuesto que mandemos va a estar muy bien hecha. Estará muy bien medido y balanceado. Estamos mirando con lupa cada uno de los gastos, en particular los programas sociales y el gasto en inversión”, detalló Urzúa.

Y también dejó claro que el próximo presupuesto incluirá los programas para jóvenes que no trabajan ni estudian y el de pensiones para adultos mayores, así como partidas etiquetadas para los proyectos del Tren Maya, el Corredor Transístmico y la nueva refinería en Tabasco.

“Ustedes no se apuren, para todo va a alcanzar”, dijo Urzúa a los reporteros.

Los mayores recortes vendrán en el gasto programable del sector público, como es el caso del Ramo 23, particularmente en el rubro de Provisiones Salariales y Económicas, conocido como “la caja negra del presupuesto”.

Urzúa y los futuros subsecretarios de Hacienda estuvieron acompañados por Alfonso Ramírez Cuéllar, el presidente de la comisión de Presupuesto. Al ahora diputado por Morena, fundador y ex dirigente de El Barzón, se le recuerda entre otras cosas porque en febrero de 2003 un juez federal le dictó formal prisión por los delitos de motín y daño en propiedad ajena y por haber entrado a caballo a la Cámara de Diputados el 10 de diciembre de 2005.

Posdata. En lo que dura su ‘encierro’, Carlos Urzúa designó a sus dos manos derechas diferentes obligaciones. Al próximo subsecretario de Egresos, Gerardo Esquivel, le encomendó acudir a los foros y reuniones importantes; y Arturo Herrera le pidió buscar al resto de los funcionarios del sector financiero, entre ellos los titulares de los bancos de desarrollo, los del Sistema de Administración Tributaria y los de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. Pronto le contaremos más de los candidatos.

Twitter: @MarioMal Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

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