El mayor esteta de la violencia hongkonesa e inventor del género heroic bloodshed se llama John Woo y, entre los amantes de las películas de gánsteres chinos de traje y corbata, gafas de sol y disparando coreográficamente armas automáticas en cámara lenta a dos manos, es el rey.

Tan bueno fue en sus inicios que el público americano enloqueció con su manera de filmar (aunque, hay que decirlo como en otros casos de velocidad, como el de Jet Li, le pidieron amablemente que le bajara al kilometraje de balas en acción). Él aceptó a medias, y triunfó.

Sus películas hongkonesas más importantes llegaron a México en los 90 de maneras extrañas y pocos, entre ellos Juan Heladio Ríos, se encargaron de propulsarlas, en VHS y luego en acabadas ediciones en DVD. Más tarde, el gurú del cine asiático, Jorge Grajales, se encargó de reforzar su culto desde varias trincheras, entre ellas los maratones nocturnos del Marti.

Desde sus primeras películas que destilaban venganzas bárbaras inauditas, disparos de acrobacias balísticas increíbles, códigos inviolables de honor gansteril y acciones salvajes, iniciadas por la película más taquillera de la historia del cine de Hong Kong (A better tomorrow) y sus precuelas y secuelas, hasta la suprema The killer, que catapultó Chow Yun-fat a la fama eterna con salvajadas y espirales de violencia extrema y acción pura como Hard Boiled, Woo entró a otra dimensión intensa, explosiva y dramática en planos secuencias de cortar el aliento.

Ríos de tinta crítica han corrido sobre la poesía balística y el honor de The killer con el duelo de guiños entre el asesino (Chow Yun-fat) y el policía (Danny Lee) y la forma en que fue rodado el filme inaugurando una nueva estética visual a la danza de balas inventanda por Woo, junto con una pirotecnia de reflejos, diálogos simbólicos, montajes paralelos y demás. Todo con el dinero de su productor Tsiu Hark que incluso le permitió filmar su película de autor más ambiciosa: Una bala en la cabeza, con clímax absolutos.

En cuanto a su periodo americano, basta comprobar que algunas de sus mejores cintas como Cara a cara (o Contracara), con el duelo de actuaciones y metáforas visuales entre John Travolta y Nicolas Cage (1997) no ha perdido vigencia, delimitando correctamente las fronteras del cine de acción con los montajes confusos y engañosos. También entra en esta clasificación la excepcional e imbatible Hard Target, que revitalizó a Van Dame en el mejor momento de su vida de héroe de acción. En menor escala está Broken arrow.

Su fama lo lleva hasta rodar con Tom Cruise Misión imposible 2, probablemente la entrega más desfavorecida de la franquicia, porque Woo se puso romántico y desatado, y lo mejor, sin desperdicio, dejando su prestigio en un conjunto de memorables acciones de violencia híper intensa hasta entonces nunca vistas en el cine comercial.

Hasta Ben Affleck se benefició de su talento en el thriller cibernético futurista Paycheck, sin miedo a los viajes espaciales, adaptando al novelista Philip K. Dick y riéndose a la nominación que obtuvo a los premios Razzie su actor principal, Affleck.

Su regresó crepuscular (hace dos años) hay que achacárselo al thriller en forma de remake: Manhunt, que proporciona acción de la buena, sin más preocupación que la de divertir y sorprender de manera profesional.

pepenavar60@gmail.com

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