Era 1971: Un detective privado negro de Harlem atiende la solicitud de un policía que quiere información sobre un connotado mafioso. Más tarde, el mismo mafioso será quien le ruega al ex polizonte que le ayude luego de haber sido secuestrada por una banda rival. Así será que el investigador y un amigo unan fuerzas para infiltrarse en los terrenos del hampa. No sería nada raro que el free lance se dé cuenta de que lo están utilizando en este thriller que tuvo tres nominaciones como Mejor Canción, ganando solo una: la del Globo de Oro que se le da a Isaac Hayes.

El investigador es Richard Roundtree, alias John Shaft que, como relevo generacional tras 48 años, regresa en la secuela Shaft: The return. Ahora con un hijo: Samuel L. Jackson, que toma como caso propio el de un asesino (Christian Bale) de negros. Para el especialista, John Singleton, es pan comido al que le añade una buena dosis de violencia y acción y, como bonus, la cachondisima Vannesa Williams.

La tercera de la serie es plan con maña entre Warner Brothers, New Line Cinema y Netflix, cuya única virtud es señalar que es la tercera (y última de la serie) y que es torpe e idiota, poniendo de paso a cada quien en su lugar. Samuel L. Jackson ya muy venido a menos. Tiene una esposa que es una verdadera perra rabiosa ladrando, un abuelo en las últimas (el Shaft original) y un hijo la mar de idiota, necio (que como si fuera fácil, resulta que es agente del FBI) e imbécil (Jessie T. Usher). Es como si la Familia Peluche, se metiera en el género policiaco con un guion y diálogos de absoluta pena ajena. Dirige el bueno para nada Tim Story.

1977: El director Antonio Esceiza filmó la primera cinta de El complot mongol, con un reparto de antología: Pedro Armendáriz Jr., Ernesto Gómez Cruz, Blanca Guerra y Noé Murayama, entre otros para un filme de cine negro mexicano, intriga y política, en el barrio chino nacional. 41 años después viene el remake dirigido por Sebastián del Amo, que revalorizó al primer gángster gallego chicaguense, Juan Orol, injustamente llamado el “Rey del Churro”, por quienes se desviven en elogios a los próceres del cine para dormir como Alejandro Pelayo (amigo y fan de Santo, El Enmascarado de Plata) y director de Miroslava, junto con su lacayo y ZZ Top emergente, Nelson Carro.

Esta nueva versión incluye a Damián Alcázar, el infumable Peluche, Eugenio Derbez, Bárbara Mori, Roberto Sosa y, entre otros el quinceañero: Javier López Chabelo que filmó en Egipto al lado del mismísimo Tutankamón, hace como mil años. Las opiniones están muy divididas sobre una intriga china, rusa y mexica, que tiene solo 72 horas para desentrañar el misterio.

El atractivo de la cinta presume muchas decisiones de mal tino que las de la selección mexicana de futbol y de mi viejecito santo y cliniquero, con su cuarta trastornación. Con todo, queda en deuda con chairos, Fifis, youtubers, influencers, millennials, norroñas y demás.

No tan perdido, Neil Marshall, ha dirigió la nueva de Hellboy (adaptadas del comic de Mike Mignola). Lo correcto hubiera sido que la dirigiera, Guillermo del Toro, para la Agencia para la Investigación y Defensa Paranormal de la 4T.

pepenavar60 gmail.com

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