La noche del 14 de septiembre, dos mariachis salieron de una vecindad ubicada en República de Paraguay. Un vecino que los vio avanzar por la calle, se sorprendió. Porque los dos mariachis no eran mariachis. Eran miembros activos de la Unión Tepito.

Esta organización criminal posee en Paraguay varios predios que utiliza como cuartel, como punto de reunión, incluso como casas de seguridad.

Dichos predios corresponden a los números 54, 57, 61 y 62.

De alguno de estos salieron los mariachis, y avanzaron por Paraguay. Uno de ellos, de 35 años de edad y con tres ingresos al reclusorio por robo calificado, era conocido en el barrio como El Rata. Se trata de un hombre agresivo, y excesivamente fornido. Durante su larga estancia en prisión fue campeón de barra olímpica.

El vecino que los vio pasar no volvió a pensar en los mariachis hasta el día siguiente, en que los medios informaron que un grupo de “mariachis sicarios” había ingresado en la Plaza Garibaldi y abierto fuego contra con un grupo de personas que convivían a las puertas de una “chelería”.

Aquella noche, la noche del ataque, once personas quedaron tendidas. Seis de ellas murieron. Entre las víctimas se hallaba el encargado de la venta de droga en Garibaldi, un sujeto conocido como Chucho, al que se consideraba el representante de la Fuerza Anti Unión en esa zona del Centro Histórico.

El vecino que vio pasar a los mariachis ató cabos de inmediato, pero mantuvo la boca cerrada. En Paraguay y calles aledañas lo mejor es guardar silencio.

Desde la noche de la balacera, la procuraduría capitalina llenó la plaza de policías de investigación. Aquel 14 de septiembre Garibaldi estaba a reventar. Era viernes, era quincena, venía la noche de El Grito. La instrucción que recibieron los agentes: interrogar a todo aquel que hubiera estado aquella noche en la plaza.

A través de las cámaras de vigilancia —las mismas que establecieron la ruta de escape de los mariachis, a bordo de tres motocicletas que los esperaban a unos metros del lugar de la tragedia—, la policía localizó a diversos testigos potenciales. El trabajo de campo arrojó, finalmente, un conjunto de retratos hablados y de medias filiaciones. Arrojó también el nombre de una calle: Paraguay.

De acuerdo con los testigos, era ahí donde los investigadores debían ir a preguntar.

Fue ahí, precisamente, en donde la policía de investigación obtuvo el apodo de El Rata.

“Con eso comenzamos”, dice uno de los agentes que participó en la investigación. No tardaron en hallar referencias suyas en los álbumes fotográficos de la procuraduría. Se llama Luis Fernando “N” y tenía un ingreso a la cárcel en 2003, otro 2004, y uno más en 2012. Alguna vez se había teñido el cabello de rubio.

Las imágenes le fueron presentadas a uno de los sobrevivientes de aquella noche, uno de los que quedaron tendidos en la “chelería” entre los casquillos de un arma larga y dos pistolas 9 mm. El herido identificó “plenamente” a El Rata como uno de los tres agresores.

Según las autoridades, Luis Fernando “N” es el que, la noche de los hechos, “huyó en la motocicleta de en medio”.

Luego de la balacera y el escándalo consiguiente, Luis Fernando “N” desapareció. De acuerdo con los policías de investigación, se mantuvo alejado del Centro Histórico y buscó refugio en un domicilio en el que lo pudieron cubrir.

A un mes y medio de los acontecimientos, fue ubicado en una calle de la colonia Agrícola Pantitlán, delegación Iztacalco.

Salía de visitar a unos familiares. Caminaba tranquilamente por la calle. No esperaba que llegaran a él.

La procuraduría sostiene que otros integrantes de la Unión —conocidos como El Huguito, El Manzanas, El Tomate y El Irving—, tomaron parte en el ataque de “los mariachis asesinos”.

La captura de Luis Fernando “N”, que se suma a la de David “N”, alias El Pistache —líder de la organización—, y de Daniel Eduardo “N, alias El Tiger —_su operador principal—, parece formar parte del proceso de deterioro de la Unión Tepito, el grupo criminal que ha llevado a la ciudad de México a niveles de violencia no conocidos.

¿Qué nuevo personaje, qué grupo delictivo será el beneficiario de todo esto?

@hdemauleon
demauleon@hotmail.com

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