El primer desasosiego ocurrió cuando, a unos días de haberse iniciado lo que el Presidente López Obrador llama “el cambio de gobierno pero también de régimen” en la iniciativa para reformar el artículo tercero de la Constitución, un “error” desapareció la autonomía de las universidades públicas.

El error fue de tal magnitud que —a pesar, se supone, de haber sido enmendado— meses después seguía ameritando que diversas autoridades universitarias continuasen enviando al Le-gislativo recordatorios oficiales sobre el asunto, subrayando el imperativo de “preservar sin alteración nuestro derecho constitucional a la autonomía”.

No ha sido el único error. El 8 de abril, la ANUIES (Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior) publicó un comunicado —firmado por rectores y directores de sus casi 200 miembros, públicos y privados— en el que “expresa su preocupación por lo intentos, cada vez más frecuentes, de los poderes ejecutivos o legislativos de varias entidades federativas para modificar las leyes orgánicas de las universidades públicas autónomas”.

A esa denuncia, la ANUIES consideró pertinente agregar que fue la Suprema Corte de Justicia la que otorgó la autonomía a las universidades como “una protección especial para resguardarlas de intromisiones o intereses externos”, y reiteró su llamado “a evitar cualquier acto que afecte el funcionamiento institucional de las universidades autónomas”.

La semana pasada, la ANUIES y los Centros Públicos de Investigación (CPIs) emplearon nuevamente su autoridad moral, ahora para protestar contra un decreto del hombre fuerte de Brasil, Jair Bolsonaro que, en un acto de enfático autoritarismo se brincó la Constitución para despojar a las universidades de su autonomía y disponer que, en lo sucesivo, será él quien elija a sus rectores y autoridades.

Curiosamente, esto coincidió con una denuncia de López Obrador contra el ANUIES. A su parecer, no amerita los 119 millones anuales que le entrega SEP para operar: “Somos bastante codos, somos hasta cicateros cuando se trata del presupuesto... Estaban muy acostumbrados al derroche, a los gastos innecesarios, superfluos”, decretó el Primer Magistrado.

Desde 1950, la ANUIES ayuda a planear la educación superior, diseña e implementa programas de certificación docente, coordina la cooperación académica nacional e internacional, crea proyectos de innovación, divulgación e investigación conjunta, lleva las estadísticas nacionales, diseña el servicio social, estimula la educación continua, y sostiene el Centro de Innovación y Desarrollo, entre muchas otras cosas.

Pues si es tan importante, que sean sus propios miembros quienes la financien, pero no ya “el pueblo”, sentenció nuestro hombre fuerte. Está difícil que puedan hacerlo y menos aún cuando en los mismos días se ejecutan los recortes presupuestales a CPIs como el CIDE, el Instituto Mora y varios más, y a universidades como la asendereada UAM que en un desplegado dijo que le asestaron una “reserva presupuestal” de 35 millones que la obligará a despedir personal (de confianza; el sindicalizado es pueblo), a no becar más estudiantes y poner en aprietos a los ya becados, a quienes les quitarán las becas por no cumplir a tiempo gracias a la huelga que... etc.

Y junto a eso, el Hombre Fuerte ordena que él personalmente en persona (como dice Catarella) dirá quién acudirá a reuniones académicas (nadie) y quién no (todos), porque “se acostumbraron a vivir colmados de atenciones, de privilegios. Pues ya no”. Y punto.

¿Saldrán indemnes las universidades autónomas? ¿Continuarán amparadas por la “protección especial” que les otorgó la Suprema Corte de Justicia? Ya hay aspirantes a superdelegados en los campus que claman, vestidos de rosa académico, que es imperativo “democratizarlas” de guinda...

En agosto de 2018, recién electo, López Obrador prometió ante la ANUIES que conservaría la inversión en educación superior. Pues ya no. Hasta ahora le ha restado más del 6%.

Eso es lo malo.

Lo bueno es que le entregó 800 millones anuales a las estancias infantiles (CENDIS) del Partido del Trabajo (línea de masas); lo bueno es que el Instituto Nacional de Cuadros del morena deberá recibir 783 millones; lo bueno es que se fundarán 100 Universidades Benito Juárez García.

Y lo mejor, claro, que son los 500 millones que recibirán las escuelas de beisbol para otorgar doctorados en beisbolismo...

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