Una de las principales preocupaciones del gabinete de Seguridad del presidente López Obrador son los grupos de autodefensa que se han fortalecido en varias entidades del país, particularmente Michoacán, Tamaulipas y Guerrero.

Es un tema que ha sido recurrente en las mesas que analizan los riesgos de gobernabilidad del país cada madrugada en Palacio Nacional, según me comentan fuentes con acceso a esas reuniones.

En Michoacán, según los reportes de inteligencia que se han expresado ante el presidente AMLO, los ojos están puestos sobre uno de los fundadores de las autodefensas, el doctor José Manuel Mireles, figura emblemática en la zona.

Según las mismas fuentes, le han enviado mensajes al doctor Mireles para alertarlo de que sus actividades de autodefensa están congregando también a bandas de sicarios del narcotráfico que quieren usar la protección social de decirse autodefensas para realizar con más soltura sus actividades criminales. Ya tuvo un episodio así en Tamaulipas, donde fueron identificados varios narcos en un mitin del doctor Mireles, quien respondió que él no puede controlar a las personas que van a verlo o escucharlo, que a él lo habían invitado y punto, que no era organizador de nada.

El caso de Guerrero es quizá el que más preocupa de todos al gabinete de Seguridad del presidente, pues implica la más clara y diáfana estructuración de grupos de autodefensas impulsados por cárteles del narcotráfico para proyectar sus intereses. Los grupos de autodefensa en Guerrero son los que generan la mayor alarma, porque además la gobernabilidad en ese estado pende de un hilo.

No es descartable que haya muy pronto una acción decidida y coordinada en torno a este asunto.

SACIAMORBOS.

Era la sesión de bienvenida del nuevo ministro de la Suprema Corte Eduardo Medina Mora, la encargada de hablar fue la ministra Olga Sánchez Cordero. Medina Mora llegaba en medio de duros cuestionamientos por su cercanía con el presidente Enrique Peña Nieto. Con elegancia pero firmeza, Sánchez Cordero le recetó un discurso de “bienvenida” que para los que saben leer entre líneas fue inusualmente duro: habló de la Corte como una institución plural y neutral, encargada de defender la democracia, que responde a un modelo plural de Estado, con una fuerza e independencia que no tienen marcha atrás; un árbitro entre los diferentes poderes (no sometido a otro), que demanda imparcialidad y neutralidad institucional (vaya dardo), que demanda del ministro una transformación institucional que “comienza en lo individual e implica un compromiso muy grande”.

Ahora llegará a la Suprema Corte de Justicia de la Nación la nueva ministra Yasmín Esquivel, marcada por cuestionamientos también: su cercanía personal con el presidente López Obrador y el hecho de que es esposa de José María Rioboó, el constructor favorito de AMLO cuando era jefe de Gobierno. ¿Le darán una “bienvenidita” así en su primera sesión?


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