Las más importantes organizaciones ambientalistas en nuestro país se unieron y realizaron, de la mano con expertos, el documento Diez propuestas para proteger la riqueza natural de México. Se lo hicieron llegar a los candidatos a la Presidencia que, en el tercer debate, abordarán los temas: desarrollo sustentable y cambio climático.

Es la cuarta vez que intentan posicionar el tema para que sea una prioridad. Primero fue con Fox, luego con Calderón y después con Peña Nieto. Sin embargo, aun cuando se trata de algo tan urgente como la vida en el planeta, el tema ambiental es el gran olvidado en las campañas y en las pasadas administraciones apenas y apareció en el Plan Nacional de Desarrollo. Se pasa por alto que sin un buen manejo de recursos naturales nada de lo demás es posible: ni justicia ni paz ni salud ni crecimiento económico o desarrollo social. Que el desarrollo depende del uso responsable de los recursos naturales y no al revés.

“No podemos crecer económicamente al infinito en un planeta con recursos finitos”, dicen los expertos que proponen un cambio de paradigma en donde es la biósfera la que sostiene a la sociedad y ésta a la economía, y no a la inversa. A la naturaleza hay que conservarla por sí misma, pero desde una perspectiva integral que ponga en sintonía el bienestar ambiental, el humano y el económico. Desde el adelgazamiento de la capa de ozono, vimos que somos vulnerables y que hay límites planetarios. Pero ya excedimos otros, como la pérdida de biodiversidad con una tasa acelerada de extinción de especies.

Lo mismo que en el tema cultural, son las organizaciones de la sociedad civil como el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, Pronatura, el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible, The Nature Conservancy, Conservation Internacional y el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, seguidas por casi 30 adherentes, las que lanzan propuestas para una agenda ambiental relativa al manejo sostenible de los bosques, el agua, la biodiversidad terrestre y marina y una estrategia de adaptación y mitigación al cambio climático. Pueden leerse aquí: http://10pormexiconatural.mx/

Si México es un país megadiverso y se le reconoce como potencia en cultura y recursos naturales, ¿por qué son el sector cultural y el ambiental los primeros en sufrir ajustes presupuestarios en planes de austeridad? Un dato: la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) sólo cuenta con mil 290 empleados —desde el comisionado hasta los guardabosques— para custodiar 90 millones de hectáreas marítimas y terrestres decretadas como áreas naturales protegidas. Es decir, hay una persona para cada 70 mil 418 hectáreas y un presupuesto para 2018 de mil 132 millones de pesos, lo que equivale a menos de 13 pesos anuales por hectárea.

Un ejemplo: El Parque Nacional Iztaccíhuatl-Popocatépetl, designado por la Unesco Reserva de la Biósfera Los Volcanes, contiene el más importante remanente de bosques de coníferas y praderas de la alta montaña del centro de México. Provee de agua a 13 millones de personas en Puebla, Tlaxcala, Morelos y CDMX y además del beneficio económico que genera por servicios recreativos, almacena carbono, controla la erosión y tiene un valor simbólico cultural invaluable. Aun así, cuenta con unas 30 personas para el cuidado de 40 mil hectáreas.

Como en el caso del patrimonio cultural, son las comunidades locales los mejores custodios de sus recursos naturales. Con la pérdida del Estado de Derecho a lo largo del territorio (desarrollos mineros o megaproyectos en áreas prioritarias del medio ambiente, por ejemplo) se ha fragmentado el tejido social y es en las grietas por donde se filtran el crimen organizado y el saqueo.

Escribo este texto el Día Mundial del Medio Ambiente y a una semana del debate. Ese día veremos si hay eco al llamado de que necesitamos inventar una forma distinta de habitar México.

adriana.neneka@gmail.com

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