Por Óscar Colorado Nates*

A veces damos por sentado que la máscara es un elemento esencial de la lucha libre mexicana que siempre ha estado ahí. Sin embargo no es así: hubo un nacimiento específico del uso de una “tapa” por parte de los luchadores. El responsable fue Ciclone Mackey quien decidió enmascararse para ser original en el ámbito de la lucha libre mexicana.

El recurso ya había tenido éxito en Estados Unidos: el primer luchador enmascarado en aquel país fue Mort “Masked Marvel” Henderson quien se puso el capuchón en 1915.

Ciclone Mackey acudió a un zapatero, don Antonio Martínez por un antifaz de piel. Luego de ver que el antifaz podía ser arrancado con facilidad el luchador cambió de parecer y solicitó una máscara que ocultara la mayor parte del rostro y, muy importante, que dificultara al oponente el arrancarla.

El primer modelo fue un fracaso: incómodo, con las costuras clavándose en el rostro. El zapatero había tenido tantos problemas que no quería volver a intentar la hazaña. Pero la generosa suma ofrecida por Mackey le convenció. En la segunda ocasión el talabartero se aseguró de obtener todas las medidas necesarias (17 en total). El resultado no se parece a las máscaras actuales, pero funcionó y las famosas “17 medidas” son las que todavía hoy se usan para la confección de máscaras.

Con la capucha en la mano Corbin James Massey dejó de ser Ciclone Mackey para convertirse en la Maravilla Enmascarada, quien también llegó a ser anunciado simplemente como “El Enmascarado”.

El día del estreno de la tapa llegó, y fue un 21 de septiembre de 1934 en la lucha estelar cuando se enfrentaron Frank Gou y La Maravilla Enmascarada. El éxito fue rotundo: tan grande que hoy no podemos concebir a la lucha libre mexicana sin sus fantásticas máscaras.

En 1936 Mackey volvió a su patria  bajo el mote de “Mr. X” pero fue despojado de la máscara por Gil Lacrosse. Humillado, el guerrero se mudó a California. Cuando luchaba como técnico aparecía sin máscara y al adoptar la esquina ruda se presentaba como “The Grey Mask”; nunca nadie se dio cuenta de que era el mismo luchador.

Y, desde luego llegarían los enmascarados mexicanos, encabezados por el Muciélago Velázquez con sus tarántulas y vampiros bajo la capa que aterrorizaban al público nacional. Pero, como bien dicen, esa es otra historia...

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*Óscar Colorado Nates, editor de es crítico, analista y promotor de la fotografía. Miembro de y fundador de. Catedrático de Fotografía Avanzada en la Universidad Panamericana (CDMX).

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