El todavía seguirá padeciendo este año por la falta de inventario en las agencias, precios altos y algunos retrasos en la entrega de vehículos debido a los cuellos de botella en la cadena de suministro; sin embargo, no se espera una caída en ventas.

El año pasado la venta de autos nuevos cerró en un millón 14 mil 680 unidades, un incremento de 6.8% con respecto a 2020, pero el mercado sigue 23% por debajo de los niveles logrados en 2019, previamente a la pandemia de Covid-19, de acuerdo con cifras del Inegi.

Tan sólo en diciembre pasado se comercializaron 97 mil 365 autos nuevos, 8% menos que en el mismo mes de 2020.

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La automotriz con el mayor volumen de venta en el país, Nissan, cerró el año pasado con un incremento de 5%, al comercializar 203 mil 918 vehículos. En tanto, Volkswagen tuvo una ligera caída de 1.3%, al colocar 98 mil 436 unidades.

Mientras tanto, General Motors disminuyó sus ventas en 15%, con 127 mil 300 unidades comercializadas, siendo la automotriz más afectada por la falta de semiconductores (chips).

En el segmento de las marcas de lujo, BMW logró vender un total de 16 mil 912 unidades, lo que significó un incremento de 12% respecto a 2020.

Por su parte, Mercedes-Benz comercializó 13 mil 751 vehículos, 7% menos que en 2020, mientras que Audi colocó 9 mil 416 unidades, 4.3% menos que en 2020.

Armando Soto, director general de Kaso y Asociados, dijo que el mercado automotriz seguirá afectado por la disrupción generada por el alza de precio de materias primas, la escasez de semiconductores y los cuellos de botella en el sector logístico, factores que encarecen los vehículos.

“Nuestro escenario base es que en la segunda mitad del año el problema de la falta de chips prácticamente esté resuelto, pero va a tomar un tiempo que las cadenas de producción se adapten”, explicó el especialista.

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Además, aún falta ver el impacto que tendrá la nueva ola de contagios por la variante ómicron en países productores de vehículos como Estados Unidos, Canadá y Europa, agregó.

Por lo tanto, Kaso y Asociados estima que en el primer semestre del año la venta de vehículos nuevos crecerá apenas 0.7% en México con respecto al primer semestre de 2021.

Mientras tanto, se anticipa que los precios seguirán presionados, incrementándose más de 4%, pero no 8%, como ocurrió en el año recién concluido.

Guillermo Rosales, presidente de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), comentó que este año persiste la incertidumbre respecto al nivel de surtimiento y disponibilidad de producto en el mercado, por lo que la expectativa de venta para 2022 es de un millón 39 mil 375 unidades, un avance de 2.4% en comparación con el año anterior.

Entre otros resultados de 2021, Toyota logró cerrar el año con un incremento de 19% en ventas, al colocar 91 mil 090 unidades; KIA tuvo un avance de 11%, con 82 mil 40 vehículos, y Stellantis reportó un aumento de 12%, al colocar 65 mil 909 unidades nuevas.

Las marcas chinas dieron la sorpresa. JAC cerró el año pasado con la venta de 8 mil 203 vehículos nuevos, es decir, 92% más que en 2020.

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Inventario escaso

Para los compradores, la falta de modelos en las agencias se mantendrá por más tiempo, pues los distribuidores, fabricantes y las financieras ya se dieron cuenta de que resulta más eficiente operar con un nivel bajo de inventario y fabricar vehículos sobre pedido, dijo Gerardo San Román, director para América Latina de JATO Dynamics.

“Ya no vamos a ver esas grandes agencias con una gran cantidad de vehículos. Los distribuidores tendrán menos espacio para la exhibición de vehículos y ampliarán el espacio para los servicios de mantenimiento y posventa”, explicó el experto.

A cambio, lo que buscarán los fabricantes es bajar el tiempo de entrega, que pasaría de tres o cuatro meses a sólo mes y medio.

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Por tanto, 2022 será un año “plano” en ventas, dijo, donde habrá un reacomodo del mercado, pero sin movimientos bruscos.

“Estamos en un nivel de conservadurismo donde lo importante para las automotrices es la estabilidad, retener y avanzar, adaptarse al tamaño del mercado sin mucha agresividad”, señaló San Román.

“Mucho de lo disruptivo ya pasó, pero será hasta 2023 cuando se estabilice toda la cadena logística, el tema de los barcos, los contenedores, el precio del acero y aluminio, y la escasez de chips”, agregó.