Chevron y ExxonMobil se sumaron a las exigencias de la Casa Blanca para proteger los intereses e inversiones de empresas estadounidenses en México.

A través del representante del US Energy Business Council (EBC), que aglutina a las compañías privadas del sector energético, ambas multinacionales expresaron su preocupación sobre los impactos negativos de los esfuerzos del gobierno mexicano, “para hacer retroceder la reforma energética de 2013”.

El presidente del EBC, Mike Brown, envió una carta a la secretaria de Energía de Estados Unidos, Jennifer Granholm, en el que señaló que no sólo se trata de los efectos de la propuesta de reforma eléctrica, sino “los desafíos que los comercializadores legítimos de combustibles estadounidenses enfrentan en sus operaciones en México”.

Granholm recibió esta carta justo el día en que se reunía con funcionarios del gobierno mexicano en la capital del país, el pasado 19 de enero.

En la misiva le pidieron que “con suerte, puedes abogar por una resolución acelerada de los múltiples estancamientos que están obstaculizando las inversiones estadounidenses y aportar algo de responsabilidad al proceso, porque tenemos tanto un problema sustancial como un problema de procedimiento con las autoridades mexicanas”.

El problema sustancial tiene que ver con el hecho de que “los miembros del sector privado de Estados Unidos, aglutinados en el EBC, creen que las contrarreformas del sector energético propuestas tendrán consecuencias negativas en todo el panorama energético mexicano, deteniendo la inversión del sector privado y aumentando los costos de energía y electricidad para los consumidores”.

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