Cerca de 22 de cada 100 kilos de cárnicos que se consumen en México incumplen normas, no proceden de rastros ni de plantas procesadoras certificadas, por lo que pueden causar problemas de salud pública, alertó el presidente de la Asociación Nacional de Establecimientos TIF (ANETIF), Alonso Fernández.

Aunque la carne con certificado o sello TIF es de 10% a 15% más cara que la que no tiene el reconocimiento, es menos riesgosa para la salud humana, dijo a EL UNIVERSAL.

Las carnes de bovinos, aves, cerdo y ovinos que no tienen certificación se venden con bacterias, microorganismos o materiales extraños que pueden provocar problemas de salud, sobre todo en tianguis, mercados o negocios informales de carne.

“El consumidor nacional no está familiarizado de los beneficios de los productos TIF”, destacó.

Uno de los problemas es que, en medio de la situación económica actual, para la cual se augura una desaceleración, alta inflación, presiones del exterior, aumento de los precios de los granos e incremento en el costo de la mano de obra, puede haber cárnicos que, al registrar alzas, quedan fuera del alcance de un sector de la población.

“Vemos que respecto a un producto TIF, otro que no lo es puede ser más barato y algunos consumidores se pueden ir con la finta. Te puede costar menos, pero pueden causar enfermedades y otro tipo de problemas”, expuso Fernández.

Agregó que los insumos para producir carne de res, pollo y cerdo, entre otras variedades, subieron de acuerdo con la inflación en aproximadamente 10%, “lo que impacta al precio final del producto y se tiene que trasladar al consumidor”.

Sello poderoso

La ANETIF es una organización de empresarios cuyo objetivo es la modernización de la industria de la carne y sus derivados, a través del posicionamiento del sello TIF.

El sello o certificación Tipo Inspección Federal (TIF) es un reconocimiento que otorga la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sagarpa), a través del Servicio Nacional de Sanidad, Calidad e Inocuidad Agroalimentaria (Senasica), mediante un procedimiento de inspección y supervisión de los rastros y establecimientos industriales dedicados a producir, almacenar, sacrificar, procesar y distribuir todo tipo de carnes y sus derivados.

Fernández recordó que el consumo total de cárnicos en 2023 alcanzó 10 millones 317 mil de toneladas, de carne TIF y no certificada.

De ese total, la proteína de mayor crecimiento fue el pavo, con casi 18%, seguida de la carne de res, con casi 6%; los ovinos, con 5.2%; cerdo, 4.5%, y el pollo, con 4.3%.

Además, comentó que el cárnico que más se consume en México es el pollo, con 47.5%, y le siguen el cerdo, con 30%; res, 20%; pavo 1.4%; cabra, 0.7%, y oveja, con 0.4%.

Fernández dijo que para 2024 la tendencia es que el consumo de las carnes de res, pollo, cerdo y ovino crezca entre 4 %y 4.5%.

Se prevé que la producción nacional registre una leve recuperación del cerdo y aves, agregó, pues en 2024 habrá una “ligera disminución del precio de los insumos básicos”.

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