Poco o nada se estudian los fenómenos de violencia y por ello hay incapacidad para desestimularla. En esta pérdida de respeto a los derechos humanos las violaciones se han incrementado. Hoy incluso la vida humana carece de valor para los delincuentes.

Se han publicado estudios realizados en el extranjero, donde se descubren aspectos importantes de la conducta humana.

Respecto a violaciones tumultuarias, o realizadas grupalmente, se descubre que individuos que son incapaces de agredir sexualmente de modo individual, sin embargo, bajo la presión del grupo participan activamente para no sentirse excluidos o perder la aprobación de los demás. Incluso, se justifican a sí mismos pensando que la víctima da su consentimiento.

Podemos deducir que muchos delitos tienen un componente social.

Los delitos sexuales tienen una complicidad social. Se consideran poco graves, e incluso a veces se culpa a la mujer de provocar a sus agresores.

Las autoridades a su vez no sólo minimizan el drama de las víctimas, sino que hay testimonios donde con cinismo y morbo se burlan de ellas, como fue el caso de Paula Sánchez, quien a los quince años fue violada por siete sujetos que una madrugada de junio del 2011 asaltaron su hogar, en la colonia La Calera, en Puebla.

El trato recibido en el ministerio público, según reporta su familia, fue negligente y carente de respeto. Ella reconoció a uno de sus agresores y sin embargo éste terminó siendo liberado porque a decir de las autoridades, se perdieron del expediente los datos de la diligencia donde se definía su perfil.

Definitivamente en muchos casos los mismos funcionarios públicos desestimulan el interés de la víctima por denunciar la agresión, con lo cual consuman el fenómeno de impunidad que estimula que los agresores se sientan motivados para repetir su felonía en nuevas víctimas.

Pareciera que al no haber daños físicos provocados por armas, la agresión sexual se considera un daño menor.

El incremento en el número de violaciones tumultuarias en todo el mundo nos describe un problema global, porque aún la sociedad contemporánea en el fondo sigue enganchada a los valores del machismo. La falta de reconocimiento a los derechos sexuales y a la intimidad de las mujeres, se manifiesta en la percepción pública de los delitos sexuales como una problemática de escaso valor  y trascendencia, sin reconocer el impacto traumático que afecta emocionalmente a las víctimas.

Es necesario poner especial atención a los delitos sexuales como parte de este contexto de violencia que estamos viviendo.

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