Para el geógrafo chino-norteamericano Yi-Fu Tuan, el término topofilia se define como el vínculo afectivo con el propio entorno; el lazo mental, emocional y cognitivo de una persona con un lugar que habita, ya sea éste la ciudad o el campo, sin embargo, la percepción puede variar cuando el interés político predomina o el desempeño gubernamental es confuso en los tres niveles de gobierno (Federal, estatal y municipal), ya sea por opacidad o por una débil deontología que fractura la planeación, la justicia social y la coevolución sociedad-naturaleza. ¿Por qué? Poco se analiza si la topología de un sitio puede ser buena para los que lo habitan o mala para los que no, ya que los problemas sociales son también parte del desarrollo insustentable; y las soluciones no son consideradas desde un punto de vista técnico y social. Por ejemplo, tiene mayor importancia la proliferación de obras, sin importar en ocasiones la calidad y los recursos naturales, o gastos equivocados en estrategias para reducir la pobreza y no se logra, o que tal las fachadas atractivas de hospitales y/o clínicas sin cubrir las necesidades internas del personal, o mejor aún, la promoción de zonas irregulares como punto atractivo para habitar, incluso el mal manejo de los residuos provoca fragilidad en la interacción con la biodiversidad y por ende los servicios ambientales se pierden afectando al ser humano, entre muchos otros, a esto le sumamos, las preferencias jurídicas que se vuelven selectivas y el crecimiento de empleos con remuneraciones económicas austeras.

Al hablar de esto, empieza a generarse un estrés particular que cada uno lo expresa de manera diferente, con impactos negativos acumulativos, irritación, malestar o agresión, que dejan vulnerable al ciudadano y al territorio, promoviendo actitudes sociales agresivas y violentas, dejando margen a la línea del delito. Recordemos que los lugares no restauradores son aquellos que generan ansiedad o sobre – activación simpática y miedos urbanos engendrados por el incremento de lo anterior o incluso de la diversidad étnica, la migración y todos los problemas sociales que agobian a las ciudades hoy día.

En el caso del municipio de Tehuacán, la topofilia es divergente, hablando de política ya que la administración gubernamental actual aún le resulta complejo realizar una adecuada resiliencia en la esfera territorial y una ciudadanía apática por participar en estos temas, lo que podría interpretarse como le juego de cada bando. Pero; si busco alcanzar la topofilia, ¿cómo puede ser una alternativa preventiva?  Aunque es fundamental este vínculo para el beneficio en común, hay actividades sociales y gubernamentales que pueden lograr una convergencia afectiva entre la sociedad, gobierno y el territorio que sirven como alternativas preventivas para incrementar la justicia y minimizar la violencia y el delito.

Por ejemplo; cuando se integra la sociedad y la naturaleza de manera uniforme, inicia un afecto y orden, dejando de lado la confusión política o el estrés gubernamental, con esto, el comportamiento dibuja un proceso de conservación y respeto, creando bienestar y solvencia de recursos, bienes y capacidades, lo que limitaría la agresión y violencia y por ende debilitaría alternativas para la propagación del delito, incluso la “Teoría de la restauración de la atención” (Kaplan 1995) propone que la exposición a la naturaleza reduce la fatiga mental o más precisamente la fatiga de la atención dirigida. Si a esto le sumamos la importancia natural de la cultura y la atención en un deporte, los factores de riesgo minimizan y el vinculo afectivo incrementa.

Hoy, se puede visualizar alternativas preventivas en el municipio de Tehuacán a través de organizaciones y movimientos civiles que lejos de pertenecer a un grupo político y/o partidista buscan un fin restaurador para el territorio y por ende para  cada uno de los que habita, por ejemplo; Sembrando Oxígeno y SOS Manos Verdes por un planeta, alientan con reforestaciones urbanas, Panolti con propuestas culturales unificadas, deportistas con actividades de salud, escuelas y universidades con educación, entre muchas otras.. Estas alternativas aún están lejos de interactuar uniformemente con la clase política ya que la confianza aún es limitada y establece bloques mentales con los alrededores, por lo que falta mucho para alcanzar la esencia de la topofilia. ¿Y el gobierno? Aunque la desconfianza ciudadana es creciente sobre en la rendición de cuentas, la corrupción e impunidad, hay momentos que confinan y bloquean esto, por ejemplo; la reciente apertura de la Zona Arqueológica en San Diego Chalma y el Museo de la Evolución, las obras de rehabilitación de calles y oportunidades para personas discapacitadas, así como la suma la historia de los manantiales o de los más de 120 edificios de patrimonio histórico que hay, entonces; el vínculo afectivo también se da. ¿Es suficiente como alternativa preventiva lo que hace el gobierno y las organizaciones civiles? No es suficiente, pero si establece precedentes que emocionalmente minimizaría los factores de riesgos que existen. Hoy no podemos hablar aún de tener ese vínculo afectivo entre gobierno, sociedad y el territorio, pero conforme el gobierno rinda cuentas de manera clara, mejore su desempeño, erradique los favores políticos y fortalezca el empoderamiento ciudadano, las alternativas preventivas tendrán la confianza para el desarrollo adecuado del municipio.

¡Visita Tehuacán!

Fuentes:

Hacia un concepto de Justicia Social

¿Qué necesita vincular la administración municipal, para que su territorio sea sano, sostenible y seguro?

Juan José Hernández López

Presidente IGAVIM Observatorio Ciudadano

@IGAVIM @ObsNalCiudadano

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