Poco se habla en México sobre las relaciones de confianza y entera solidaridad social, aquella que se cristaliza con base en sólidas relaciones institucionales, apoyo y estrechos lazos de participación comunitaria, vecinal y local, pero en cambio se ha desarrollado una amplia discusión sobre cuáles son los desafíos que como país debemos enfrentar si se desea superar aquello que la inseguridad, violencia y criminalidad han traído consigo y con ello una importante restricción para el desarrollo y crecimiento económico y social.

Indudablemente existen condiciones de seguridad, productividad, desarrollo de capital humano e innovación, que son imprescindibles para avanzar mucho más allá de esta frontera que está volviéndose limitativa, sin embargo, existen componentes culturales que son decisivos a la hora de avanzar y consolidar el camino hacia el desarrollo. La confianza, desde luego, ha emergido como elemento clave, ampliamente conceptualizado, pero todavía muy poco analizado desde una perspectiva práctica y vinculada a las políticas públicas.

Aunque no siempre la realidad subjetiva corresponde a la dimensión objetiva de las circunstancias, sobre todo cuando se habla de violencia, el comportamiento de los delitos de alto impacto registrados en los últimos años en todo el país han tenido un golpe directo en las percepciones públicas, ¿y qué decir sobre la corrupción? A la que por cierto ya hay una lucha por lo menos de intención para abatirla, y solo por mencionarlo; el día de ayer 9 de diciembre  fue proclamado como el día internacional contra la corrupción pero las acciones para erradicarla y prevenirla deberían trascender de fechas conmemorativas, y es que, es esta misma la que ha puesto en jaque a la percepción y confianza que tiene la ciudadanía ya no solo de las instituciones gubernamentales, si no que ahora se propaga la pérdida de confianza en las instituciones de otros niveles como en las educativas, empresariales, las sociales y las religiosas.

Con lo anterior hacemos referencia en las diversas formas de utilización del Capital Social (CS) para el bien común, tales como protegerse contra el riesgo, construir bienes públicos, explotar sustentablemente bosques comunes o simplemente saludar al vecino y ayudarle porque se averió el auto, las personas están dejando de creer y de confiar en algo, en México se comienzan a notar niveles de desconfianza interpersonal, institucional y sistémica. La ausencia y el deterioro de la confianza se han imputado como uno de los principales factores a la hora de explicar los problemas que aquejan a las sociedades desarrolladas, aspecto al que no se debería pasar por alto.

Así, por ejemplo, desde el punto de vista de la economía se concibe que la desconfianza puede explicar en gran parte la aversión de los actores económicos a invertir y correr riesgos; en el ámbito político, estaría minando la legitimidad de las instituciones, la participación política y la posibilidad de la discusión racional; la desconfianza hacia el sistema judicial por su parte, se  traduce en la sensación de impunidad e inseguridad en la población; mientras que bajo la óptica de la convivencia social, la desconfianza se proyecta en la creencia de que los otros individuos abusarán o se aprovecharán de la persona, de que el otro no cumplirá con su palabra y, por ende, que solo se puede contar con uno mismo.

Concebir el CS como capacidad, nos lleva a preguntarnos sobre las condiciones para que esta potencialidad pueda materializarse ya que influyen sobre él sus propias condiciones internas, es decir componentes que forman parte de él, como la confianza, la solidaridad y la cohesión social.

Según la world Values Survey (2014) México se encuentra en el lugar 53 de 60 en mediciones de confianza en otras personas así como en instituciones, a nivel local en la región Centro Sur de Chihuahua, conformada por los municipios de Delicias, Meoqui, Camargo, Rosales, San Francisco de Conchos, Julimes y Saucillo, el Observatorio Ciudadano de Gobernanza y Seguridad (OCGS) ha hecho sus propias estimaciones a través de  la “Encuesta de Percepción de Seguridad y Victimización Zona Centro Sur 2015”; donde se encuestaron un total de 4,687 viviendas en los ocho municipios mencionados para analizar distintas temáticas entre ellas la confianza.

Los principales resultados arrojados sobre la temática muestran una población herida y desconfiada, que cree poco en quienes ellos suponen que deben vigilar y procurar el bien común. Al preguntar el nivel de confianza que se tiene hacia ciertas dependencias, entre las que se incluye el gobierno municipal y estatal, la policía en sus tres niveles, fiscalía, ejército, cámaras empresariales, sociedad civil y religiosa, las respuestas fueron que en quien menos se confía es en el gobierno tanto estatal como municipal, policía estatal, federal y municipal, mientras que se tiene una confianza moderada en las asociaciones religiosas, civiles y el ejército.

 

Tras estos datos resulta preocupante ver que no hay instituciones en las que la ciudadanía pueda tener plena confianza bajo su perspectiva, lo cual demuestra una debilidad social inquietante desde lo local, que a su vez hablan de un panorama nacional, experiencias por las cuales se podría lanzar la hipótesis de que el CS en México es frágil y de difícil construcción, para que el CS pueda impulsar el desarrollo tiene que ser sustentable y expresarse mediante mecanismos complejos.

Hasta ahora sería difícil estimar los costos que la crisis de confianza puede generar en los diversos ámbitos de la vida nacional y en la institucionalidad y participación ciudadana, lo que es un hecho es que  debe ampliarse el respeto y el interés público por el bien común, para lograrlo es necesaria una sinergia entre el CS y la política gubernamental, la cual tiene que crear nuevas instituciones y espacios de diálogo y concertación entre los ciudadanos y los actores sociales promoviendo una mayor participación e involucramiento de los ciudadanos en los esfuerzos de abordaje conjunto de las problemáticas del país, pilares fundamentales para avanzar hacia un desarrollo en todos los sentidos.

 

Elaboración Propia, Encuesta de Percepción de Seguridad y Victimización Zona Centro Sur 2015

 

Bibiografía

“Encuesta de Percepción de Seguridad y Victimización Zona Centro Sur 2015”, OCGS.

Luhmann, N. (1996). Confi anza. (A. fl ores, Trans.) Barcelona: Anthropos

Fukuyama, F. (1996). Confi anza (trust). (D. P. Salcedo, Trans.) Buenos Aires: Atlántida.

Valenzuela, E., & Cousiño, C. (2000). Sociabilidad y Asociatividad, un ensayo de sociología comparada. Estudios Públicos, 77, 322-339.


 

Lic. Martha Ivonne Alvídrez Méndez

Directora

 

Lic. Gerardo Chávez Saldaña

Presidente

 

Observatorio Ciudadano de Gobernanza y Seguridad Centro Sur A.C.

@ OCGSdelicias @ObsNalCiudadano

Google News

Noticias según tus intereses