Por Óscar Colorado Nates*

En 1938 André Breton, padre del surrealismo viajó a México. Quería afianzar su relación con León Trotsky y el muralista Diego Rivera. Esto ayudó a la cimentación de la presencia surrealista en México.

Breton dijo durante su viaje en una entrevista: “México tiende a ser el lugar surrealista por excelencia.” Nuestro país le maravillaba México y dijo: “Ese poder de conciliación de la vida y de la muerte es, sin duda alguna, el cebo de que dispone México.” Agregaba: “Todo conduce a creer que existe un cierto punto del espíritu donde la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, el pasado y el futuro, lo comunicable y lo incomunicable, lo alto y lo bajo dejan de ser percibidos contradictoriamente.”

Esto marcó una impronta hacia la cultura mexicana que se ha visto, desde entonces, como un modelo de surrealismo.

En la fotografía Manuel Álvarez Bravo llegó a realizar trabajos  abiertamente surrealistas e incluso por encargo de Breton quien se aseguró de que se publicaran en Minotaure.

Sin embargo, también hay otros fotógrafos mexicanos que realizaron fotografías emparentadas con el surrealismo. Destacan, por supuesto, los casos de Nacho López y su famosa serie “La venus se va de juerga” o sus solarizaciones y experimentos en el cuarto oscuro. También son de gran importancia fotomontajes de Lola Álvarez Bravo o aquellas imágenes de Juan Crisóstomo Méndez que recuerdan a las prostitutas de Nueva Orleáns de E. J. Bellocq. Los clásicos “objetos surrealistas” aparecerían en los “trompos” de Aurora Eugenia Latapí o El caracol de Emilio Amero y el onirismo en Manuel Álvarez Bravo en fotografías como Gorrión ¡Claro!

Entre otros destacados fotógrafos mexicanos con ligas al surrealismo no podemos dejar de mencionar los nombres de Agustín Jiménez y Antonio Reynoso.

A continuación, dedicamos algunos párrafos adicionales a figuras destacadas de la fotografía surrealista mexicana.

Aunque no era mexicana, sino húngara, Kati Horna era una surrealista de pura cepa que realizó series muy importantes en México donde tuvo una destacada labor como docente de fotografía y realizó numerosas series. Destacan La Castañeda (1945), Fetiches de Snob (1962), Sucedió en Coyoacán (1962), Mujer y Máscara(1963) y Una Noche en el Sanatorio de las Muñecas (1963).

Vale la pena adentrarse en la fascinante relación entre fotografía y surrealismo

donde también trato esta corriente vanguardista en Japón, Checoslovaquia así como una revisión de la fotografía contemporánea con tinte surrealista.

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*Óscar Colorado Nates es crítico, analista y promotor de la fotografía. Titular de la Cátedra de Fotografía Avanzada en la Universidad Panamericana (Ciudad de México). Autor de libros como Instagram, el ojo del mundo, Fotografía de Documentalismo Social, entre otros. Conductor del programa de radio sobre fotografía   Miembro de The Photographic Historical Society (Rochester, NY) y creador de , blog de reflexión fotográfica líder en Iberoamérica.

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