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Por Óscar Colorado Nates*
Nada anticipaba que aquella mañana de agosto de 1968 ocurriera algo diferente en Praga. Sin embargo la vida de Josef Koudelka, ingeniero aeronáutico, y de toda la población de la capital checa nunca sería la misma.
La noche anterior, tropas de la URSS, Polonia, Hungría, Bulgaria y la República Democrática Alemana habían cruzado la frontera checoslovaca.
Josef Koudelka había adoptado la fotografía como su medio de expresión y había encontrado en los gitanos y el teatro los temas de sus búsquedas artísticas.
Decía John Szarkowski que toda fotografía era una ventana o un espejo. Para el reportero gráfico la toma debe ser apegada a la verdad, tan objetiva como sea posible: una ventana hacia el mundo. Como espejo, la fotografía siempre refleja las opiniones de su autor. En el fondo, resulta prácticamente imposible ser totalmente objetivo y, aún si el fotógrafo quiere serlo, el observador de la imagen es, por necesidad, subjetivo.
Koudelka hizo un recuento de lo ocurrido en Praga desde el lado de los invadidos, y capturó la amargura de sentirse atropellados. Sus fotos de Praga ’68 son, indudablemente, un poderoso espejo no solo de sus sentimientos, sino de la frustración checa.
Cámara en mano, el ingeniero realizó un recuento fotográfico más potente que el de cualquier foto-periodista.
Koudelka dijo, años más tarde: “Lo que estaba pasando en Checoslovaquia afectaba directamente mi vida. Era mi patria, mi problema. Esto era precisamente lo que marcaba la diferencia entre los otros fotógrafos que llegaban del extranjero y yo, que no era un reportero gráfico. No sabía nada de periodismo fotográfico. Nunca fotografiaba «noticias». Fotografiaba gitanos y gente del teatro. De repente, por primera vez en mi vida, me enfrentaba a una situación de este tipo. La afronté. Era consciente de que fotografiar era importante, y lo hice.”
De todas las imágenes que capturó esa mañana, tal vez no hubo ninguna tan poderosa como la de un joven que trepó uno de los tanques al tiempo que ondeaba una bandera. Es una fotografía que constituye un triángulo donde sus tres vértices -visual, humano y político- trascienden al mero documento. Esta foto es, realmente un espejo de Koudelka y de lo que vivió y sintió el pueblo checoslovaco aquella mañana del 21 de agosto de 1968.
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*Óscar Colorado Nates es titular de la cátedra de Fotografía Avanzada en la Universidad Panamericana. Autor de libros como Instagram, el ojo del mundo, Fotografía de Documentalismo Social, entre otros. Miembro de The Photographic Historical Society (Rochester, NY) y creador de www.oscarenfotos.com, blog de reflexión fotográfica líder en Iberoamérica. twitter@oscarenfotos
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