La región de Emilia-Romaña, en Italia, tiene un estrecho vínculo con el mundo automotriz. Por eso, a nadie le extrañó que, en abril de 1953, se inaugurara un circuito en la ciudad de Imola . Su primer evento oficial fue el Gran Premio Coni, perteneciente al Campeonato Italiano de Motociclismo.

"Mi primer contacto con Imola se remonta a la primavera de 1948… Consideré, desde el primer momento, que ese ambiente montañoso algún día podría convertirse en un pequeño Nürburgring", aseguró Enzo Ferrari (quien junto a su hijo Dino dan nombre a este autódromo) en un libro publicado en los ochenta.

Imola, el autódromo que le robó dos vidas a la Fórmula 1
Imola, el autódromo que le robó dos vidas a la Fórmula 1

Para 1963, la Fórmula 1 tuvo su primer acercamiento con esta pista que, en un futuro, albergaría uno de sus capítulos más oscuros. En esa ocasión, la carrera no repartió puntos pero, de cualquier modo, fue conquistada por el eventual campeón de ese año: el británico Jim Clark, del equipo Lotus Climax.

Fue hasta 1979 que el 'Gran Circo' regresó a Imola , aunque nuevamente sin validez para la clasificación. De hecho, la cita se disputó bajó el nombre de "Gran Premio Dino Ferrari ". El podio de tan peculiar cita, pactada a 40 vueltas, estuvo conformado por el austriaco Niki Lauda (Brabham), el argentino Carlos Reutemann (Lotus) y el sudafricano Jody Scheckter (Ferrari).

Dicho ensayo -en conjunto con algunas modificaciones que se hicieron en los setenta en pro de la seguridad de los pilotos- valió para que el trazado fuera integrado formalmente a la F1. Primero como sede del GP de Italia y, luego, como GP de San Marino, prueba que se corrió de 1981 a 2006. De inmediato, se convirtió en una de las fechas más atractivas... y más peligrosas.

Uno de los primeros sustos que se llevó un volante de la máxima categoría en Imola fue el austriaco Gerhard Berger, cuando en la famosa curva Tamburello no pudo girar ni frenar, por lo que salió disparado hacia el muro. En un abrir y cerrar de ojos, su monoplaza estaba envuelto en llamas. La estremecedora imagen 'solo' le dejó lesiones en sus manos.

Pero en la edición de 1994, el drama no dio tregua. En las prácticas del 29 de abril, un muy joven volcó su auto en la 'Variante Bassa'. Fue un accidente impactante (aunque nada que lamentar), pero lo peor aún estaba por venir.

El 30 de abril, en la qualy, al austriaco Roland Ratzenberger se le desprendió el alerón delantero de su Simtek a la altura de la curva Villeneuve. El bólido se estrelló con el muro con tal fuerza que el piloto murió casi al instante.

Para el día de la carrera, el 1 de mayo, el brasileño tenía planeado rendir homenaje a Ratzenberger, por lo que guardó una bandera de Austria en su monoplaza. No obstante, el gesto nunca se concretó porque el tres veces campeón de la F1, entonces volante de Williams, falleció tras salirse de la pista en la curva Tamburello. Al momento del percance, uno de sus neumáticos se desprendió y le golpeó el casco.

Imola, el autódromo que le robó dos vidas a la Fórmula 1
Imola, el autódromo que le robó dos vidas a la Fórmula 1

Un año después de ese doloroso fin de semana, el circuito de Imola sufrió modificaciones en las curvas Tamburello, Tosa y Villeneuve, así como en la zona conocida como Acque Minerali. El GP de San Marino se mantuvo dentro de la F1 hasta 2006, con el alemán como su último vencedor.

Imola, el autódromo que le robó dos vidas a la Fórmula 1
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