Las muchas respuestas de los lectores a mi artículo de la semana pasada son la evidencia de lo preocupados que estamos los mexicanos con la violencia y de nuestra urgencia por encontrar alguna solución a la desastrosa situación en que vivimos.

Me escribe un lector: “Ud. propone (o el Sr. Santiago Roel) que se legalice la drogadicción y sus adláteres (producción, transporte, ventas, etcétera) y dejársele la llamada dirección del tema al Estado mexicano. Dado el inocultable fracaso del Estado mexicano en el combate a las drogas, al fracasado ahora lo investimos de legalidad, de moralidad, de sapiencia y justicia para que dirija en lo que ha fracasado en anterior etapa”.

Y luego se burla así de la propuesta de Santiago Roel: “Supongamos, sin conceder, que efectivamente su propuesta se hace realidad. Ahora es el Estado mexicano quien dirige. De Director General (o Zar Antidrogas) seguramente pondrán a alguien conocedor del tema, alguien como Ángel Aguirre, Humberto Moreira, algún Hank, ex góbers de Sinaloa, etcétera. No hay que descartar que se pusiera a personajes como El Mencho, Caro Quintero, Chapo Guzmán, etcétera. Por candidatos no hay problema. Dada la categoría del tema, del dineral a manejar, tal vez hasta se proponga una nueva secretaría. Hacer realidad la novela de Los Miserables: un ladrón, un super ladrón al frente de la policía. En México ya hay variada historia donde la ficción se hace realidad”.

Luego se pregunta: “¿Cómo le hacen en Singapur para el combate a la drogadicción?” Y responde: “Lo muy poco que por acá se sabe es su mano dura, muy dura. Pero no hay que olvidar que por allá sí se respeta la ley, se aplica la ley. Y Singapur es un país con alta calidad educativa. Los países nórdicos también son ejemplo. Y Cuba no canta mal la tonada en este combate. Ya van surgiendo las diferencias: donde se deduce que corrupción, educación, respeto a la ley, justicia, transparencia, rendición de cuentas y tal vez hasta religión van muy de la mano”.

Concluye don Emilio López: “En mi entendimiento, lo que ud. propone en su leída columna dominical no debe hacerse. La realidad es que no hemos tenido gobernantes, presidentes para ser más claros, a la altura de los problemas de México. ¿Y para qué hablo de sus colaboradores? No terminamos nunca. Si la cabeza no es la adecuada, el resto del cuerpo es un Frankenstein. Mucho me temo que en los próximos 6 años, no vislumbro presidente a la altura de los problemas que el país presenta. Tontos no son, temo a sus compromisos, a sus equipos, a su egoísmo y avaricia”.

Otro amable lector escribe: “Considero que la violencia que estamos viviendo (rayando en salvajismo), es efecto de una serie de causas estrechamente ligadas y por tanto de difícil solución. No quiero parecer pesimista, pero no me cabe la duda que la solución requiere de un esfuerzo de toda la sociedad y no nada más del gobierno, esto último es difícil de entender porque no significa que por ejemplo tomemos todos las armas para defendernos, pero sí que actuemos en forma coordinada y legal. Sin embargo, me permito agregar que dos acciones que requieren ser incrementadas por nuestras autoridades: una es la incautación del dinero producto de las actividades ilegales utilizando la inteligencia financiera como principal herramienta; la otra es el control del contrabando de armas y municiones. Son acciones de corto plazo y efecto inmediato en tanto se agregan medidas como las que usted comenta en su artículo”. Y concluye: “No hay de otra, o se actúa en forma contundente o perdemos el país igual que ocurre en Colombia y otros estados avasallados por el crimen organizado”.

No tengo espacio para incluir otros comentarios, pero baste con estos para mostrar que si bien muchos estamos pensando en caminos a seguir, parece como si todos tuvieran algo que los hace imposibles. En ese atorón estamos. Y mientras tanto, la violencia sigue.

Escritora e investigadora en la
UNAM. sarasef@prodigy.net.mx
www.sarasefchovich.com

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