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La fecundidad junto con la mortalidad y la migración, determina el crecimiento y estructura de una población. Su tendencia en las últimas décadas ha mantenido un descenso constante desde finales de la década de los sesenta, cuando las mujeres tenían siete hijos. Hoy, la tasa es de 2.2 hijos por mujer.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica 2014 (ENADID), el aumento en la escolaridad y la participación, cada vez más activa, de la mujer en la vida laboral y política han contribuido a reducir y espaciar la fecundidad. Asimismo, el derecho a decidir de manera libre el número de hijos que se criarán ha sido un elemento importante en este cambio.

Entre 2011 y 2013, las mujeres de 20 a 24 años fueron las que más hijos tuvieron. Por cada mil mujeres de este grupo de edad, nacieron 126 bebés con vida. A este grupo de edad le sigue el de seguido el de entre 25 y 29 años, con 113 nacimientos por cada mil.

A pesar de que estos grupos de edad concentran el mayor nivel de fecundidad, la maternidad a temprana edad sigue siendo una preocupación en el país, pues por cada mil adolescentes de entre 15 y 19 años, se dan a luz a 77 infantes.

Según el documento del INEGI, un embarazo temprano puede provocar con más probabilidades una pérdida intrauterina, mortalidad y morbilidad infantil y complicaciones en el aparato reproductor femenino.

A nivel social, también hay consecuencias, ya que hay dificultades para hacer compatible el embarazo y la crianza de los hijos con la educación y la inserción laboral.

Aunque con los años ha disminuido el nivel de fecundidad, ésta no es homogénea, ya que hay entidades en las que las cifras son más altas o menores, como en Chiapas, donde por cada mil mujeres, hay 2.9 nacimientos, y en el Distrito Federal, cuya  tasa es de 1.47 hijos.

Las localidades rurales y las zonas urbanas continúan diferenciándose en el número de hijos que sus habitantes deciden tener, ya que en el primer sitio las mujeres tienen 2.8 hijos, mientras que en la ciudad el número se reduce a dos.

Sin embargo, la fecundidad de las mujeres rurales ha disminuido en mayor medida que en las mujeres urbanas.

De acuerdo con la ENADID 2014, la escolaridad de la mujer también es un factor que influye en su comportamiento reproductivo, de 2011 a 2013, se reportó que las mujeres sin escolaridad es de 3.3 hijos por mujer, mientras que las mujeres con una escolaridad media superior y superior es de 1.8 hijos.

En las últimas décadas, las mujeres sin instrucción como las que viven en zonas rurales, a pesar de tener más hijos que las que viven en la ciudad, han disminuido su nivel de reproducción. Pero las mujeres con mayor escolaridad es la que menos hijos tienen.

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