Los desastres naturales, especialmente las inundaciones y las sequías, de México contribuyen a reducir el desarrollo humano y aumentar la pobreza, informó Naciones Unidas (ONU).

En la presentación en México de su informe Evaluación Global sobre la Reducción del Riesgo de Desastres 2015, la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción de Desastres (UNISDR) afirmó que los efectos de los desastres extensivos y recurrentes erosionan la base patrimonial de los hogares e impulsan la pobreza.

“Las inundaciones y las sequías de México contribuyen de forma significativa a reducir el desarrollo humano y aumentar la pobreza. Entre los años 2000 y 2005, el impacto de los desastres sobre el desarrollo humano era equivalente a una pérdida de progreso promedio de dos años y el efecto sobre la pobreza era equivalente a un aumento de 1.5% a 3.7%”, advirtió la organización internacional.

Señaló que para las personas que viven en la pobreza, con una capacidad limitada de acumular o movilizar activos, el riesgo de desastres seguirá siendo un factor que “no sólo refleja, sino que impulsa la pobreza”.

La falta de acceso a los mecanismos de seguros y protección social, así como la dificultad general para movilizar activos para amortiguar las pérdidas, implica que los daños en las viviendas, la infraestructura local, la ganadería y los cultivos se incorporan a una serie de impactos ocasionados por los desastres y consecuencias de la pobreza.

La UNISDR también mencionó que de manera general los procesos sociales que impulsan la relación entre el riesgo de desastres y la pobreza están impregnados de desigualdad.

“La desigualdad aumenta la pobreza por ingresos y crea procesos de exclusión social y política. El resultado es la falta de cohesión social que contribuye al riesgo de desastres, menoscabando la rendición de cuentas y permitiendo la corrupción”, se lee en el documento.

La organización internacional estimó que es necesaria la inversión en la reducción del riesgo, ya que normalmente la gestión para este rubro no forma parte de las agendas políticas y en la mayoría de los países la política de gestión de riesgo es pasajera.

“Aunque en la mayoría de los países se producen desastres extensivos de forma regular, estos sólo tienen efectos localizados y por lo general afectan a hogares de bajos ingresos, pequeños negocios e infraestructuras locales, por lo que rara vez se traduce en un imperativo político y económico nacional para la gestión de desastres”, alertó.

Esto se ve también reflejado, aseguró, en el financiamiento inadecuado del sector de la gestión del riesgo de desastres y en una inversión insuficiente en las débiles capacidades humanas e institucionales.

La ONU destacó herramientas y políticas implementadas en México, la cuales permiten una mejor gestión y hasta anticipar desastres, como el Sistema de Alerta Temprana Sísmica de México (Sasmex) y el Fondo Nacional para la Prevención de Desastres (Fopreden) y el Fondo de Desastres Naturales (Fonden).

Expuso que las inversiones hechas en México para reducir el riesgo de inundaciones en Tabasco, tras las lluvias destructoras de 2007, han permitido reducir los daños en esa entidad.

“Una inundación de la misma magnitud en 2010 tan solo dañó y destruyó la cuarta parte de las casas que se vieron afectadas en 2007 (...) La reducción de las pérdidas y los daños fue equivalente a 7.8% del PIB de este estado”, comunicó la ONU.

Sistemas de alerta para prevenir. En entrevista con EL UNIVERSAL, Óscar Zepeda Ramos, director de Análisis y Gestión de Riesgo del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), afirmó que los diferentes sistemas de alerta han permitido reducir el número de muertes por desastres naturales, aunque reconoció que el riesgo se sigue incrementando en términos económicos por las inundaciones, los ciclones tropicales y otros fenómenos meteorológicos.

“Tenemos que hacer mucho trabajo en la mitigación del riesgo. Los fenómenos están abordados e identificados. El Atlas Nacional de Riesgo es una buena herramienta, pero falta incrementar y retomar muchos de los estudios a nivel local”, explicó.

Zepeda Ramos agregó que se tienen que implementar los esfuerzos a nivel municipal para que las autoridades locales puedan reforzar su gestión ante los riesgos de desastres.

Por su parte, el director general del Cenapred, Carlos Valdés González, estimó que “las pérdidas económicas por desastres a nivel global están alcanzando un promedio de 250 a 300 mil millones de dólares al año”.

La situación actual es consecuencia de que la mayoría de “los gobiernos se centran demasiado en la gestión del desastre en vez de hacer frente a los factores subyacentes en riesgo de desastres, tales como la pobreza, el cambio climático, la disminución de los ecosistemas de producción, la falta de planificación humana”, afirmó durante su intervención en el cuarto informe de Evaluación Global Sobre la Reducción de Riesgos y Desastres.

El coordinador del Informe expresó sus deseos por seguir manteniendo relaciones público-privadas con México para apoyar a lugares en situación de desastre. Sin embargo, enfatizó en el apoyo del sector privado, “sin lugar a dudas, es un actor fundamental en la cuestión de riesgo de desastres y tratamos de avanzar”.

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