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El Paso, Texas.— El cónsul de México en El Paso, Texas, Marcos Bucio Mújica, afirma que aunque pareciera obvio que en el contexto del gobierno de Donald Trump se debe respetar la ley, su incumplimiento ha aflorado entre migrantes mexicanos.

En entrevista con EL UNIVERSAL, explica que con los resultados de la elección afloraron los problemas del electorado estadounidense, pero también emergieron otros conflictos como la falta de una cultura de la legalidad y hasta el hecho de que todo se resuelve con corrupción y la impunidad. Ahora, trabajan para acercar información y promover la cultura de la legalidad.

¿Cómo han cambiado la dinámica de trabajo ante las nuevas políticas impulsadas por Donald Trump?

—Hay incertidumbre y hay preocupación, pero estamos ocupados, también la comunidad está ocupada en protegerse en conocer mejor sus derechos. Nosotros estamos ocupados acercándoles toda la información, materiales para que no tengan riesgos contra la ley, que no falsifiquen documentos, que se acerquen al consulado y tramiten su matrícula consular; hacemos muchos materiales en acuerdo con los sheriff y las policías de la comunidad, desde cosas elementales como respetar los reglamentos de tránsito, que son muy diferentes a los que hay en Ciudad Juárez (Chihuahua) y en cualquier parte de la República mexicana. Acá son mucho más estrictos en disminución de velocidad, zonas escolares, no rebasar un vehículo escolar, el de traer seguro del automóvil, deben traer identificación, licencia.

Tuvimos un caso de un muchacho de 22 años de edad detenido que no traía matrícula consular, ninguna identificación, lo arrestaron por un incidente de tránsito. Pareciera muy obvio esto de tener que respetar la ley, pero no, es un problema que ha aflorado. Con los resultados de la elección brotaron los conflictos del electorado estadounidense, pero también surgieron las dificultades que tenemos en México, que es falta de una cultura de la legalidad, corrupción que todo se resuelve con corrupción y la impunidad. De manera que México tiene que verse en el espejo y avanzar más rápido en esa parte.

¿La instrucción fue cambiar la estrategia, la dinámica de trabajo?

—La esencia de la estrategia es un Centro de Defensoría que tenga que ver con la defensa del migrante. La dinámica que este consulado ha tenido siempre, desde 1880, es la protección de la comunidad migrante, tal vez en otros consulados sí inicien una línea de trabajo nueva.

Algo que también nosotros venimos haciendo y que probablemente obligue a otros consulados a hacerlo de mejor manera, es la diplomacia parlamentaria y eso implica que el representante del gobierno de México en Estados Unidos tiene que dedicar 70% de su tiempo a fortalecer lazos con los congresistas en Washington, en el Estado, reunirse con el gobernador, acercarle la información de lo que ocurre en la frontera, reunirse con la juez del condado, con las autoridades locales, los sheriff, los policías, con el fiscal del Estado, con los jueces de migración. Esa agenda deberá generar tener la confianza de que hablamos con la verdad, que la confianza se refleje en la comunidad y organizaciones no gubernamentales.

¿Cómo genera esa confianza? Los hechos hablan de lo contrario.

—En los resultados. Hechos. La proclamación que la juez Verónica Escobar emitió a favor de la comunidad migrante en dónde textualmente dice: “Estaremos orgullosos de que las autoridades federales no cumplan la ley de migración y sus cambios”. La juez mandó una carta a cada congresista en Washington firmando 29 jueces y alcaldes de la región, para que los republicanos se den cuenta de cómo es la vida en esta zona fronteriza.

Hay un gobernador antiinmigrante, ¿aún así tiene confianza?

—Hay incertidumbre. Entregué una carta al gobernador Abbott expresando que la frontera es una comunidad binacional marcada por la historia y con información adecuada sobre los daños a la economía que se generarían. Me escuchó, me dijo que me va a responder la carta.

¿Ya le respondió?

—No me ha respondido, es poco tiempo aún.

¿La SRE les entregó recursos adicionales para fortalecer la protección consular?

—Los 30 mil dólares que nos dieron para el programa de protección consular, quizá en otros consulados van a tener una dinámica que no se había presentado, en éste es una dinámica de rutina, nosotros atendemos 18 mil deportados al año.

Yo defiendo a la comunidad con todo, digo que no son criminales, que son gente trabajadora, honestos, no hay como el trabajador mexicano. Yo tengo 11 condados, están Hobbs y Roswell, son zonas de petróleo y se bañan en petróleo, y chambean todo el día y eso no lo va a hacer ningún ciudadano estadounidense.

¿Eso les dice a las autoridades?

—Sí, por supuesto. Hemos analizado con detalle la actividad económica que hay aquí de los mexicanos. El Paso tiene 770 mil habitantes y de ellos 75% son de origen mexicano y muchos de ellos migrantes.

Del 20 de enero a la fecha ¿se ha incrementado el número de deportados a través de esta frontera?

—Se ha incrementado, pero de centroamericanos, han llegado a la frontera muchos brasileños que se quedaron sin empleo después de los Juegos Olímpicos, muchos centroamericanos, la mayoría de los niños son centroamericanos. Se incrementó más del doble de enero del año pasado a enero de este año.

México tiene problemas graves de ser un corredor migratorio, nos ha faltado poner el pie duro en la frontera, al Sur. Hemos sido muy laxos cuando estamos viendo que Estados Unidos está poniendo no el pie duro sino un muro, necesitamos protegernos nosotros internamente porque la mayor parte de esos flujos son muchos malvivientes que vienen a fabricar droga a Ciudad Juárez.

¿Cómo se puede proteger México, con un muro en su frontera sur?

— No, simplemente teniendo un mejor control de flujo. Por ejemplo, era una aberración traer a todos arriba de La Bestia y era un error que los sacerdotes estuvieran defendiéndolos. El justo medio, el cumplimiento de la ley.

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