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El académico de profesión, Agustín Basave Benítez, comulga apasionadamente con la socialdemocracia. En un análisis exhaustivo que le llevó casi cuatro años, el también diputado federal por el PRD explica cómo la democracia se está fracturando, la socialdemocracia se hizo a un lado y el descontento social hacia la clase partidista está causando manifestaciones sociales como los indignados en Estados Unidos y los ocupas en España.

Hoy, el ex director de posgrado de la Universidad Iberoamericana presenta su séptimo libro: “La cuarta socialdemocracia. Dos crisis y una esperanza”, de la editorial española Catarata, en el que plasma la idea de la evolución social hacia una cuarta socialdemocracia que vuelva a las raíces de centro-izquierda y que se aleje de los preceptos económicos del neoliberalismo.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Basave Benítez cuenta que hace cuatro años comenzó a escribir el libro como académico, pero a inicios de 2015 pidió licencia a las aulas para regresar a la política —antes militó en el PRI— para competir por una diputación federal y después afiliarse al PRD a finales de agosto pasado. El libro contiene un prólogo del pensador socialdemócrata, Ludolfo Paramio.

Aunque la califica como una utopía, Agustín Basave Benítez plantea la cuarta socialdemocracia como una nueva civilización: “Es una utopía, pero las utopías pueden mover al mundo. Hay turbulencias en todo el mundo. Son tiempos convulsos por la inequidad, no sólo por la desigualdad social y económica, pero la democracia está en riesgo, esa es una de mis conclusiones. La democracia está en riesgo, una de las mejores invenciones humanas, la democracia, se está fracturando. El demos se está separando del kratos, está dislocándose, es gravísimo”, sostiene el perredista.

Se explaya en el relato de la ruta de la socialdemocracia en la historia. Desde el siglo XIX hasta finales del XX, periodo en el que se han vivido al menos tres etapas.

¿Entonces la propuesta es una cuarta socialdemocracia?

—Por eso propongo la cuarta socialdemocracia, que debe volverse a correr al centro-izquierda y que debe responderle a esa gente indignada, enojada, debe recoger sus causas, abanderar sus causas y que debe de rechazar el modelo neoliberal.

El tema central del libro es el fiscal, porque con la derechización de Ronald Reagan y Margaret Thatcher hay una tendencia a bajar los impuestos de los más ricos. La idea de Reagan era que si le bajaban los impuestos a los más ricos podían invertir más y crear más empleos, entonces gestamos un mundo terriblemente desigual.

La desigualdad en el mundo está llegando a los niveles del capitalismo salvaje, es por las políticas fiscales regresivas. Lo que propongo es que regresemos a esquemas fiscales progresivos, donde los más ricos, sobre todo los súper ricos, paguen más.

¿Dos crisis y una esperanza dice usted en el libro?

—Sí, la crisis de la socialdemocracia, la crisis de la democracia representativa, y la esperanza de que algo nuevo surja, yo propongo un nuevo proyecto civilizatorio.

Pero se antoja complejo crear una nueva civilización...

—Es una utopía, pero las utopías pueden mover al mundo. Hay turbulencias en el mundo, todo el mundo. Son tiempos convulsos por la inequidad, no sólo por la desigualdad social y económica. En el libro hablo fundamentalmente de España y de Estados Unidos, de América Latina en un capítulo, pero si hay estos ríos subterráneos de indignación, enojo social allá en el primer mundo, imagina el nuestro, en los países de América Latina.

¿Estos casos de los indignados y los ocupas, quieren decir que hay una mayor conciencia en esos países por parte de las juventudes y la sociedad?

—Hay más capacidad de organización quizás. Parte de los indignados se convirtió en el Partido Podemos y que bueno, así debe de ser, pero la democracia está en riesgo, esa es una de mis conclusiones. Una de las mejores invenciones humanas, la democracia, se está fracturando. El demos se está separando del kratos, está dislocándose, es gravísimo. Se puede llegar a estallidos sociales, es muy delicado lo que pasa.

Para la actual crisis financiera mundial, ¿qué modelo podría caber para sobrellevarla?

—Lo que digo en el libro es que la globalización gestó un sistema de flujos libérrimos de capital, y lo que tenemos ahora es el chantaje de las multinacionales que quieren todo tipo de facilidad y pagar menos impuestos, y si un país pretende subirles los impuestos un poquito, esas empresas se van.

Actualmente, la gente se da cuenta que decide menos cosas, y digo que la era del triunfo de la sociedad abierta está resultando muy cerrada. No se aceptan en la democracia más que versiones diferentes de neoliberalismos. En el libro hablo de la cuarta socialdemocracia que debe moverse al centro-izquierda y debe abanderar la inconformidad con el establishment con ese modelo económico.

¿América Latina o en particular México son abordados en el libro de una manera sutil?

—La socialdemocracia nunca llegó a América Latina, no hay en este continente partidos socialdemócratas como tales, hay algo parecido solamente. Por ejemplo, Luiz Inácio Lula Da Silva en Brasil, Ricardo Lagos en Chile, José Mujica en Uruguay, fueron, pues, algo parecido a la socialdemocracia en América Latina, pero como tal no la ha habido. A mí me gustaría que la cuarta socialdemocracia sea algo que pueda gestarse en México.

Presenta su libro a unos días del relevo de la dirigencia nacional del PRD, donde usted participa como aspirante, ¿se podrían aplicar los preceptos al PRD?

—Es una afortunada coincidencia que presente el libro cerca del proceso para elegir al presidente del PRD y bueno, nunca lo he negado, soy socialdemócrata y ojalá este libro pueda servir para detonar la discusión, el debate interno en el PRD y buscar un consenso ideológico. El PRD es muy variado, muy heterogéneo, plural, y hay gente que no está de acuerdo con la socialdemocracia y hay algunos socialdemócratas, pero pienso que esté libro puede detonar la discusión al interior del partido sobre un consenso ideológico.

¿Ha habido visos de socialdemocracia en el PRD?

—Alternativa Democrática Nacional y Nueva Izquierda, las dos corrientes más grandes, han dicho que son socialdemócratas, pero no se ha aplicado en su totalidad porque hay personas que no están de acuerdo, pero quizá lo que yo digo y propongo pueda avanzar más hacía un consenso más definido.

¿De llegar a la dirigencia nacional del PRD, aplicaría esta ideología?

—No se aplicaría, yo lo ofrezco, es un libro de un académico que da la casualidad que está en una posición política. Yo lo ofrezco al debate, voy a presentarlo y seguro lo leerán compañeros del PRD. Que lo lean y que se discuta, a lo mejor a muchos no les gusta y no estarán de acuerdo, pero siempre es bueno el debate y la discusión.

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