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alberto.morales@eluniversal.com.mx
El sonido del caracol retumbó en la sede del Senado. En el patio hay humo que sale de pequeños anafres, donde se quema incienso y copal.
Protección Civil se coordina con hombres y mujeres de penachos multicolores, con taparrabos y conchas que cuelgan de sus piernas, como en una ceremonia prehispánica que tiene lugar en el corazón de la “casa de todos los mexicanos”.
Se trata de un homenaje luctuoso al doctor Benjamín Laureano y Luna, fundador del Frente Mexicano pro Derechos Humanos AC, y uno de los precursores de la defensa de los derechos humanos en el país.
El ambiente es ceremonioso, de luto. Una mujer enciende copal y dirije el humo hacia los cuatro puntos cardinales.
Sus compañeros hacen lo propio, además colocan una ofrenda de fruta, maíz y agua para el Padre Sol. También se colocan flechas de obsidiana.
En el auditorio Octavio Paz la Comisión de Asuntos Indígenas homenajea al doctor Laureano y Luna. Afuera el teponaztle retumba, suenan tambores y los mayores de un grupo de danza autóctona cantan el Himno Nacional en lengua indígena.
No hay senadores, sólo los del PRD realizan su reunión plenaria en el salón Heberto Castillo escuchan el ritual. “Esta ofrenda es para el Padre Sol, estas flechas son para crear un puente”, repite un hombre con una banda en la cabeza.
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