Madrid.— La Colonia Mexicana en Madrid organizó ayer en colaboración con la Embajada un acto de homenaje a las mujeres centrado en la figura de la mujer migrante.

Adriana, Alejandra, Amparo... hasta Vero y Yolanda, por orden alfabético 47 mujeres mexicanas residentes en distintos puntos de España dieron testimonio de su experiencia como emigrantes. Desde Canarias, Andalucía o Madrid hablaron de la nostalgia, de los problemas para adaptarse, del miedo a ser diferentes o de la frustración por no encontrar trabajo y verse recluidas en la casa sin más alternativa que cuidar a los niños.

Cecilia Estrada, de la Universidad de Comillas, presentó unas reflexiones académicas sobre la migración femenina en las que invitó a “destruir los estereotipos de la migrante iletrada”, reivindicó el peso socioeconómico de las emigrantes y subrayó los importantes cambios de roles familiares que están fomentando los desplazamientos de mujeres.

Trasladando el discurso de lo general a lo concreto, también resumió las dificultades personales con las que se encontró al llegar a España para verse sin más horizonte que “cambiar pañales y hacer biberones” durante una temporada.

La comunidad mexicana en España es de composición mayoritariamente femenina. De los 14 mil 397 mexicanos instalados en el país, 62% son mujeres, según el ministerio de Empleo.

Mujeres llegadas por estudios, por trabajo, acompañando a sus parejas o porque se enamoraron de alguien. Mujeres con circunstancias muy diversas que se reunieron ayer para poner en común sus experiencias y las frustraciones con las que se han encontrado al enfrentarse a una sociedad diferente.

“Hacer algo con mi vida”. Rosa Camero nació en Torreón y llegó a Madrid siguiendo a su pareja. “Vine como estudiante, muy ilusionada, pero al llegar fue un shock cultural, emocional y de todo. Fue difícil la adaptación, hasta que llegó un día que decidí que ésta era mi vida y que debía de hacer algo con ella”, explicó. Camero creó su empresa de distribución de cine, RosssCammm, que intenta llevar películas mexicanas a España. Un cortometraje producido por ella se proyectó en el acto.

El objetivo del colectivo de mujeres anoche era que quienes tomaran la palabra fueran personas de a pie, no reconocidas por grandes logros pero sí representativas de la realidad femenina en el extranjero. A ellas quiso añadirle su testimonio la embajadora, Roberta Lajous, explicando cómo la posición de la mujer ha evolucionado en sus 38 años de carrera diplomática. “Creo que no ha habido cambio más importante en nuestro tiempo de vida que la incorporación de la mujer al mundo laboral”, dijo.

Mientras, por las calles de Madrid circulaba una nutrida manifestación como parte del Día Internacional de la Mujer. Las asistentes arrancaron a ritmo de una canción de la rapera feminista Gata Cattana, fallecida hace unos días. La fuente de Cibeles y el Ayuntamiento de Madrid se iluminaron de morado, el color internacional de la mujer.

En paro. En algunos centros de trabajo, hospitales y universidades, mujeres y hombres pararon de trabajar de 12 a 12.30 en apoyo del Paro Internacional de Mujeres.

En algunas empresas las mujeres incluso se tomaron un día de vacaciones en protesta por situaciones de desigualdad. “Yo no he ido a trabajar hoy porque en mi empresa no se valora lo suficiente el trabajo de las mujeres”, explicaba Raquel, una empleada española de una firma de comunicación.

La convocatoria internacional surgió como seguimiento a las protestas organizadas en octubre en Polonia contra la intención del gobierno ultraconservador de limitar aún más el aborto. La idea fue extendiéndose por otros países y se consolidó en enero tras las marchas de mujeres en Estados Unidos contra el machismo del presidente Donald Trump.

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