Bruselas.- En las últimas semanas, el primer ministro irlandés, Enda Kenny, no ha dejado de reunirse con la comunidad irlandesa residente en Gran Bretaña, desde Belfast y Glasgow hasta Liverpool.
No precisamente para impulsar proyectos de cooperación, promover inversiones o tomar nota sobre inconformidades de la diáspora, si no para implorarle a los irlandeses, con derecho a votar en el histórico referéndum de este jueves,  que se inclinen a favor de Europa.
“Creemos que es importante dirigirnos a la comunidad irlandesa con derecho a votar en la consulta y decirles que creemos firmemente en que deben votar por permanecer como miembro de la Unión Europea”, aseguró el líder irlandés.
El que Enda Kenny sea el único mandatario haciendo campaña  en suelo británico no puede interpretarse como intromisión a los asuntos de un país tercero, pues el llamado “Brexit” impactaría en Irlanda como ningún otro socio europeo.
Irlanda es el único país que limita por tierra con el Gran Bretaña, en Irlanda del Norte, y en caso de que su vecino se despida de la Unión, las consecuencias económicas y de seguridad serán severas, según los expertos.
“La retirada del Reino Unido de la UE tendría implicaciones fundamentales para el futuro de las relaciones fronterizas y su papel en la consolidación de la paz y la reconciliación”, alerta en un documento el Centre for Cross Border Studies, un think tank con sede en Armagh, Irlanda del Norte.
En la actualidad no existen barreras entre los países, las personas y las mercancías pueden cruzar la frontera en completa libertad, y ese sentimiento de libertad ha sido fundamental para mantener la armonía desde la reinstauración de la paz en 1998.
Sin embargo, el abandono de Londres podría conducir al levantamiento de controles a lo largo de las 310 millas de frontera, lo cual podría despertar los viejos fantasmas de un conflicto sectario que se cobró unas 3500 vidas.
Pese a la estabilidad que vive la Isla, las relaciones entre unionistas y nacionalistas son frágiles. Además, los servicios de seguridad mantienen abiertas investigaciones sobre la existencia de células durmientes armadas que aún sueñan con una sola Irlanda.
Por otro lado, preocupa a los irlandeses los daños económicos del denominado “Brexit”. El comercio bilateral entre Irlanda y Gran Bretaña asciende a mil millones de euros a la semana, y de acurdo con el Economic and Social Research Institute en Dublín la salida británica de la UE reducirá 20% el comercio. Las implicaciones serían desastrosas para una región que está saliendo de la crisis económica, anticipa.
“El bando del Brexit dice que no habrá fronteras. Pero al mismo tiempo quieren contener la inmigración. ¿Cómo le van a hacer?”, cuestiona Colum Eastwood, miembro del Partido Socialista y Laborista (SDLP).
Unos 500,000 irlandeses nacidos en el Reino Unido tendrán derecho a pronunciarse en la consulta del jueves en la que británicos decidirán si continúan o abandonan la UE.
De acuerdo con una encuesta divulgada este lunes por el Belfast Telegraph, 37% de los norirlandeses apoya la permanencia y 26% el “no” a Europa. El gobierno de Belfast, así como el partido nacionalista Sinn Féin, el SDLP, el Partido Unionista del Ulster y el Partido Verde, apoyan la permanencia, mientras que el Partido Democrático Unionista, Voz Unionista Tradicional y la Alianza Anti-Austeridad abogan por la retirada.
Separatismo escocés
La hipotética salida de Londres de la UE podría comprometer también el futuro del Reino Unido.
A diferencia de los ingleses, los escoceses son por naturaleza más pro-europeos, y si bien no están del todo satisfechos con las políticas dictadas por Bruselas, principalmente aquellas dirigidas a disminuir el estado de bienestar, la mayoría defiende seguir siendo parte del proyecto de construcción europea.
La última encuesta de opinión elaborada por Ipsos Mori, muestra que el 64% apoya la permanencia, por encima de la media nacional del 36%.
“El euroescepticismo es universal. Pero Brexit es inglés”, sostiene el politólogo Michael Keating, de la Universidad de Edimburgo.
La primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, admitió que podría convocar un nuevo referéndum sobre la separación de Escocia de Gran Bretaña en caso de triunfar el “Brexit”.
Si bien en septiembre 2014 55% de los escoceses dijo “no” a la Escocia independiente, Sturgeon asegura que no pueden sacarlos del club comunitario en contra de su voluntad, por lo que daría la oportunidad a la ciudadanía de proteger sus intereses por la vía de la independencia. Los escoceses representan el 8% del electorado británico.

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