Los jóvenes inmigrantes que llegaron a Estados Unidos sin autorización legal siendo niños pueden "estar tranquilos", aseguró el presidente Donald Trump el viernes, al señalar que los llamados "dreamers" no serán blanco de las deportaciones estipuladas en sus políticas de inmigración.

Durante una entrevista sobre varios asuntos con The Associated Press, Trump dijo que su gobierno "no va tras los 'dreamers', vamos tras los criminales".

El presidente, quien siendo candidato adoptó una línea dura sobre la inmigración, reafirmó que cumplirá su promesa de construir un muro en la frontera con México. Pero se abstuvo de exigir que los fondos para el proyecto sean incluidos en una propuesta de gasto que el Congreso debe aprobar para finales de la próxima semana a fin de mantener al gobierno funcionando.

"Quiero el muro fronterizo. Mis seguidores definitivamente quieren el muro fronterizo", declaró Trump en una entrevista en la Oficina Oval. Cuando se le preguntó si promulgaría una iniciativa que no incluyera fondos para el proyecto, respondió: "Todavía no sé".

Trump habló con la AP a poco de cumplir 100 días en la presidencia, un referente que calificó de "artificial".

Aun así, la Casa Blanca está ansiosa de mostrar progreso en una serie de asuntos que Trump prometió cumplir dentro de sus primeros 100 días, pese a reveses. Uno de estos fracasos fue el no poder revocar y reemplazar la actual ley de cuidado de salud.

Como candidato, Trump criticó fuertemente al presidente Barack Obama por otorgar "amnistías ejecutivas ilegales", que incluyeron medidas que brindaron protección contra las deportaciones a jóvenes que llegaron a Estados Unidos cuando eran niños pero viven de manera ilegal en el país. Pero tras las elecciones, Trump empezó a hablar más favorablemente sobre tales inmigrantes, conocidos como "dreamers".

El viernes, el mandatario dijo que respecto a ellos, "este es un caso de sensibilidad".

El presidente reiteró su compromiso de no tocar a los denominados dreamers del programa DACA, algo que esta semana se puso en duda por el reporte de que Juan Manuel Montes, un joven mexicano que tendría protección, habría sido expulsado a mediados de febrero.

La Casa Blanca y toda la administración defendieron durante toda la semana la acción de expulsión de Montes, quien denunció al gobierno de Trump para exigir información para justificar que, según sus abogados, se convirtiera en el primer que según sus abogados fue el primer dreamer deportado.

De hecho, sobre ese caso, Trump dijo que era “un caso de dreamer un poco diferente”, sin dar detalles de por qué. El secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, reiteró en varias entrevistas televisivas desde la frontera con México que Montes perdió su protección, que se le había concedido hasta 2018, por culpa de su “mal comportamiento”, véase la entrada irregular al país y ser condenado por hurto en el verano de 2016.

El programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia" (DACA por sus siglas en inglés) fue lanzado en 2012 como un recurso temporal para proteger de la deportación a algunos jóvenes inmigrantes mientras el gobierno continuaba presionando por una reforma migratoria en el Congreso.

El programa del gobierno de Obama ofreció un aplazamiento de deportación para aquellos jóvenes que radicaran en el país con estatus migratorio irregular y que pudieran demostrar que ingresaron al país antes de cumplir los 16 años, que hayan vivido en Estados Unidos por varios años y que no hayan cometido un delito desde su llegada. Era similar a algunas versiones del proyecto de Ley para el Desarrollo, Asistencia y Educación para Menores Extranjeros (o DREAM Act), que habría otorgado un estatus legal a jóvenes inmigrantes pero nunca fue aprobada por el Congreso.

El DACA también brinda permisos laborales para inmigrantes y se puede renovar cada dos años. Hasta diciembre, cerca de 770.000 jóvenes inmigrantes habían sido aprobados en el programa.

*Con información de Víctor Sancho / Corresponsal

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