En la recta final de la campaña, informes de gastos presentados por los candidatos a la Casa Blanca ante la Comisión Federal Electoral revelan estrategias drásticamente diferentes.

La campaña del candidato republicano, Donald Trump, gastó en septiembre 70 millones de dólares, recaudó 54.7 millones (sólo 2 millones de su propio dinero) y disponía al final de ese mes 34.8 millones de dólares en efectivo.

Por su parte, la campaña de la abanderada demócrata, Hillary Clinton, disponía al final del mes de cerca de 60 millones de dólares en efectivo, gastó más de 82 millones y recaudó cerca de 74 millones.

Aunque Trump dedicó más dinero que nunca a la publicidad (23 millones en comerciales), gastó menos de los 66 millones de dólares invertidos por Clinton en medios. La ex secretaria de Estado, quien ya emplea a más de 800 personas, gastó 5.5 millones en salarios.

Las cosas podrían cambiar. El magnate anunció ayer que, al finalizar el periodo electoral, pondrá de su bolsillo 100 millones de dólares para demostrar que no está influenciado por los poderes económicos ni políticos de Washington. Sea como fuere, ambos tienen ahora en sus manos el decidir qué hacen con los últimos millones que tienen en la caja: un uso inteligente puede decantar la balanza en estados clave que den la llave de la Casa Blanca.

Ayer, un sondeo de Reuters/Ipsos mostró que Trump recortó a la mitad la ventaja de su rival, quien cuenta con 44% de respaldo, frente a 40% del magnate.

Se atacan en gala. La noche del jueves, Trump y Clinton se atacaron con dureza durante una cena benéfica en Nueva York, en la cual es habitual que haya bromas e ironías, pero que este año fue más allá, hasta el punto de que el magnate cosechó abucheos por algunos de sus comentarios.

“Hillary es tan corrupta que la echaron de la Comisión Watergate”, dijo el republicano en un momento de su discurso en la cena de la Fundación Alfred E. Smith Memorial, un evento tradicional organizado por la Iglesia católica para recaudar fondos. El comentario generó abucheos, algo inédito en la gala.

En cambio, desató risas cuando se refirió a las críticas a su esposa Melania por haber copiado, en su discurso en la convención republicana de julio, párrafos enteros de uno que pronunció años atrás la primera dama Michelle Obama. “Michelle Obama da un discurso y a todo el mundo le encanta... Melania da exactamente el mismo discurso y la gente se le echa encima. ¡No lo entiendo!”, comentó.

Clinton bromeó sobre lo que cobra por dar discursos, después de que WikiLeaks filtrara las astronómicas cifras que obtuvo de los banqueros de Wall Street. “Esto es un regalo, normalmente cobro un montón de dinero”, indicó.

Los ataques entre los candidatos no tienen contentos a los estadounidenses, 80% dijo sentirse avergonzado por la actual campaña, según una encuesta del diario The Boston Globe.

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