Israel decidió ayer suspender todo tipo de colaboración con la Unesco, tras la resolución aprobada por esa organización en la que desliga la conexión entre el judaísmo y la Explanada de las Mezquitas (denominada por los judíos Monte del Templo).

La resolución, presentada por varios países árabes y que podría discutirse la próxima semana en el plenario de la Unesco, se refiere a esos lugares sagrados por sus nombres árabes, ignorando los judíos.

El lugar, al que los musulmanes se refieren también como Noble Santuario de Jerusalén, no se reconoce en el texto como sagrado para el judaísmo.

En un comunicado, el ministro de Cultura, Naftali Benet, señaló: “Tras la vergonzosa decisión de los miembros de la Unesco de negar la historia e ignorar miles de años de lazos judíos con Jerusalén y el Monte del Templo, he notificado a la Comisión Nacional de Israel para la Unesco que suspenda todas las actividades profesionales en la organización internacional”.

Para el país, la resolución aprobada el jueves “supone un apoyo inmediato al terror islamista” y Benet considera que “los terroristas de mañana pueden recibir inspiración y legitimación en el acto deplorable de la Unesco”.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, calificó la decisión de la Unesco de “teatro del absurdo” y dijo: “La organización ha adoptado su decisión más extravagante al declarar que el pueblo de Israel no tiene conexión con el Monte del Templo y el Muro de las Lamentaciones”.

La resolución del organismo niega los vínculos de la Explanada de las Mezquitas con el judaísmo y se limita a considerarlo centro de culto del islam. El texto tuvo seis votos en contra, 26 abstenciones y dos ausencias, frente a 24 a favor, e incluía una enérgica condena a Israel por la gestión de los lugares sagrados de Jerusalén.

Tras la polémica, la directora general de la Unesco, Irina Bokova. dijo ayer: “La herencia de Jerusalén es indivisible y cada una de sus comunidades tiene derecho al claro reconocimiento de su historia y relación con la ciudad. Negar, ocultar o borrar alguna de las tradiciones judías, cristianas o musulmanas socava la integridad del lugar”.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, criticó también la resolución a través de su portavoz. Destacó que “cualquier intento percibido para repudiar la innegable veneración común de estos lugares no ayuda a la paz y sólo alimentará la violencia y el radicalismo”.

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