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Bruselas.— Josef Janning, jefe de la oficina en Berlín del think tank Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR por sus siglas en inglés), cree que lo último que necesita Europa es un Donald Trump en la Casa Blanca.
La Unión Europea (UE) no está para más problemas, sufre ya de tensión interna por la crisis financiera, la migratoria, la de terrorismo y la del Brexit, como para añadirle, a la larga lista de preocupaciones, la de lidiar con un presidente estadounidense narcisista, impulsivo y falto de conocimiento de la geopolítica internacional.
“La visión que se tiene de Trump en Europa es realmente crítica, porque para la clase política europea pertenece a la nueva fracción de políticos populistas y nacionalistas que sólo alimenta las ansiedades de la gente”, dice a EL UNIVERSAL Janning, un experto en relaciones trasatlánticas.
“Los políticos europeos no creen que tenga entendimiento sobre la interdependencia global, ni sobre lo que representa Europa; tampoco piensan que comprenda que el buen liderazgo estadounidense radica en la cooperación con otros países”. La retórica de Trump además espanta a Europa, hay temor de que se imponga en Washington la filosofía que circuló entre la clase política estadounidense durante la década de los 70, de que los europeos son socios de segunda clase. Ante esta la lectura, la victoria del candidato republicano en las elecciones de noviembre sería “un desastre” para las relaciones entre Europa y su más fiel aliado.
“Si gana, Estados Unidos se distanciará de Europa como nunca antes, en parte porque su visión centrista de EU en el mundo no encaja con la europea. Si cumpliera tan sólo la mitad de los compromisos anunciados, desencadenaría conflictos internos en Europa y escalarían las confrontaciones entre Estados Unidos con otros actores relevantes”.
Por ejemplo, Trump ha dicho que “se llevaría bien con Vladimir Putin”, el presidente ruso que ha alabado al magnate estadounidense llamándolo “un hombre muy talentoso”. Bruselas ve a Putin como una amenaza para la estabilidad de Europa y necesita de la firmeza de Washington para mantener las sanciones de castigo contra Moscú en respuesta a la anexión unilateral de la península de Crimea y el apoyo a los separatistas prorrusos en el este de Ucrania.
En el ámbito comercial tampoco hay buenos augurios. Bruselas y Washington negocian con dificultades la Asociación Trasatlántica de Comercio e Inversión (TTIP por sus siglas en inglés), un acuerdo que en su escenario más ambicioso aumentará las exportaciones europeas y estadounidenses en 27% y 35.7% respectivamente, según un estudio elaborado por la consultora Ecorys a solicitud de la Comisión Europea. Pero Trump siente un escaso compromiso con el libre comercio, propone sacar a EU del TLC con México y Canadá y, con él, habría que esperar a lo máximo un “TTIP light”.
En lo que toca a las relaciones trasatlánticas, con Trump estará en duda si EU continúa siendo la piedra angular de la seguridad europea. El magnate inmobiliario ha llamado a la OTAN “obsoleta” y ha criticado a los europeos por no pagar sus facturas, pues ni siquiera cubren el mínimo del 2% del PIB en defensa, como se acordó desde 2006.
“El guión de su discurso es ser duro en todo, es afirmar que todos están abusando de las buenas intenciones de EU, lo cual no es cierto. La presencia de EU en Europa es por intereses nacionales. Europa es un puente para la proyección de fuerza estadounidense en otras partes del mundo, por lo que al final entenderá que, después de todo, los europeos no son tan malos”.
“Por otro lado, el confrontar la política exterior estadounidense más egoísta y aislada desde la Segunda Guerra Mundial podría llevar finalmente el mensaje a Europa de que de ellos mismos depende la organización de su seguridad y defensa. Así que la postura de Trump podría terminar favoreciendo a Europa”.
Presidido por la ex ministra de Exteriores de Italia y antigua Comisaria Europea, Emma Bonino, los análisis del Consejo Europeo de Relaciones Internacionales son tomados en cuenta por instancias como el Parlamento Europeo, la Comisión Europea y la OTAN. Janning considera que la eventual victoria presidencial de Trump sólo será aplaudida por las formaciones populistas europeas que tratarán de capitalizar el cambio de rumbo en Washington.
“Los nacionalistas europeos se verán beneficiados, lo celebrarán como otra manifestación a favor de su causa. De la misma manera como lo hicieron con el Brexit (salida de Gran Bretaña de la UE), lo presentarán como evidencia de que tienen razón, que la soberanía nacional es lo más importante”. Así, anticipa beneficios para el Frente Nacional de Marine Le Pen, el partido xenófobo Alternativa por Alemania (AfD) y el partido anti-islam PVV de Geert Wilders, rumbo a las elecciones de 2017 en Francia, Alemania y Holanda.
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