Jartúm.— Al menos 269 personas han muerto desde el jueves pasado en Sudán del Sur, debido a los enfrentamientos registrados entre fuerzas gubernamentales y opositoras.

Ayer, el presidente de Sudán, Omar Hasan al-Bashir, hizo un llamado a las partes en conflicto para “contenerse y cesar los combates”.

El mandatario habló por teléfono con su colega de Sudán del Sur, Salva Kiir, y su primer vicepresidente y líder opositor, Riek Machar, para tratar los acontecimientos violentos en Yuba.

Les pidió “apostar por el interés del pueblo de Sudán del Sur y consolidar la estabilidad en la zona para evitar abrir un espacio para el terrorismo”.

Asimismo, insistió en la necesidad de poner fin al derramamiento de sangre y evitar conducir a la región a conflictos tribales y políticos que obstaculicen la paz y el desarrollo del país.

Por su parte, el presidente Kiir ordenó a un cese del fuego inmediato para poner fin a los combates.

“Este es un llamado a nuestros generales en los dos ejércitos”, dijo el ministro de Minería, Tabang Deng, un ex negociador rebelde, y agregó que el presidente emitiría un comunicado instando “a la paz y a la calma”.

La nueva ola de violencia comenzó la noche del jueves, luego de que cinco militares del Ejército gubernamental murieran por disparos de la guardia personal de Machar, durante un incidente en un puesto de control.

Entre las víctimas mortales, se encuentran 190 soldados de la oposición, 44 del gobierno y 35 civiles.

En Nueva York, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se dijo “horrorizado y frustrado” por el resurgimiento de la violencia.

“Esta violencia sin sentido es inaceptable y tiene el potencial de revertir el progreso alcanzado hasta ahora en el proceso de paz”, expresó. Desde la independencia de Sudán (en julio de 2011), Sudán del Sur ha vivido una situación inestable, que se vio exacerbada con el inicio del conflicto interno en 2013, cuando Kiir, de la etnia dinka, denunció un supuesto intento de golpe de Estado encabezado por su vicepresidente Machar, de los nuer.

El gobierno y la oposición alcanzaron un acuerdo de paz en agosto de 2015 y formaron un Ejecutivo de unidad nacional el pasado abril. Se prevé que las milicias de ambas partes se integren en un ejército.

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